domingo, 30 de marzo de 2014

La Responsabilidad Social Empresaria y la medición de la Huella de Carbono por parte de empresas argentinas medianas y pequeñas

Poniendo nuevamente sobre la mesa algo de lo hecho en 2013

Por Mauricio López Dardaine

En vista de la catarata de titulares sobre temas económicos y políticos que llenan los periódicos a diario, nos queda poco tiempo para ocuparnos del Cambio Climático y la responsabilidad social que nos corresponde como empresas al respecto.

Una de las aristas de esa Responsabilidad Social Empresaria es la de ocuparse de la emisión de los gases de efecto invernadero que nuestra actividad empresaria emite hacia la ya saturada atmósfera. El equipo de la Universidad Católica de Cuyo que realizó el trabajo comentado en nuestro blog el 7 de noviembre de 2013[1], dice al respecto: “las empresas reconocen su impacto sobre el medio ambiente, miden la magnitud del mismo y deciden reducir las emisiones aplicando políticas de producción más limpia o compensar mediante la compra de bonos de carbono. En otras palabras, se hacen cargo de sus externalidades con respecto al medio ambiente y evitan que la sociedad en su conjunto deba pagar por las mismas.

One of the angles of Corporate Social Responsibility is a company’s concern regarding the emission of green house gases generated by their own activity; gases emitted towards an atmosphere that is already saturated. In our blog, on November 7, 2013, we commented on the work carried out by a team of the Universidad Católica de Cuyo, sited in the Andean Province of San Juan, Argentina. The report written by said team after having completed their work (that of measuring the Carbon Foot-print of both an olive oil production facility and that of a winery), said:”… companies take stock of their own impact on the environment, then measure the amount of said impact and they finally decide to reduce the emissions involved applying cleaner production procedures or compensating through the carbon credit market. In other words, they take charge of their externalities with regard to the environment and so prevent that society as a whole pays for them instead”. 

L’un des aspects de la responsabilité sociale des entreprises vise l'émission de gazes effet de serre, générés par leur propre activité. Des gazes qu'elles envoient dans une atmosphère qui est déjà trop saturée. Dans notre blog, le 7 novembre 2013, nous avons parlé sur le travail fait par une équipe de l’Université Catholique de Cuyo, dans la province des Andes de San Juan, en Argentine. Le rapport que la dite équipe fit connaître une fois leur tâche accomplie, disait : «… les entreprises font leur inventaire de gazes effet de serre, évaluent leur impact environnemental et finalement elles décident d’en réduire leur émission moyennant des procédures de productions dites plus propres ou bien en compensant leur impact à travers du marché de bons carbone ».      
  

Para poder actuar positivamente sobre las emisiones de gases de efecto invernadero que generan o bien un proceso o bien la serie de actividades que dan origen a un bien o a un servicio, se requiere medir tales emisiones. Como todos los lectores de este sitio saben, la Huella de Carbono es la sumatoria de dichas emisiones asociadas al proceso o a la serie de actividades que se llevan a cabo, expresadas en unidades de anhídrido de carbono equivalente, contabilizadas a lo largo de un año calendario de operación.

Entre los diversos comentarios sobre el tema publicados por nosotros en 2013, además del mencionado aquí arriba, nos ocupamos de la Responsabilidad Social Empresaria en el sector de la alimentación. Nos referimos en él, brevemente, a uno de los temas que habían formado parte del seminario convocado por COPAL: las acciones de medición de la Huella de Carbono encaradas en dicho sector en la Argentina[2] para aquellas empresas medianas y pequeñas que exportan.

Y decíamos -a fines de 2013- que era nuestra intención hacerles llegar a ustedes, estimados lectores, un claro mensaje. Y creemos que a causa de ese día a día que a veces parece devorarnos, no está de  más traerlo de nuevo y ponerlo sobre el tapete, cinco meses después: una empresa argentina mediana o chica puede hoy, si así se lo propone, medir su huella de carbono. Para ello puede seguir el Protocolo GEI, como han hecho en Cuyo, que sirve como una  guía muy valiosa. El hecho de trabajar con estándares aceptados internacionalmente, como son los de este protocolo, tendrá mucha importancia en la etapa siguiente, que es la de CERTIFICACIÓN de la huella de carbono por una entidad [independiente] acreditada y reconocida internacionalmente.

La certificación será clave para empresas, de cualquier dimensión, que exporten a mercados cada vez más exigentes desde el punto de vista ambiental.

Y aquí tomamos el ejemplo ya usado en noviembre pasado, de una planta mediana, de capitales argentinos, que produce aceite de oliva en la provincia argentina de San Juan.


Lo primero que conviene hacer es un esquema de todas las etapas del proceso: desde el cultivo y cosecha de la,  pasando por su procesamiento en la planta y siguiendo por su almacenamiento y transporte a destino. Esto dicho de manera muy sintética.


Los tres alcances a medir

El Protocolo GEI identifica tres tipos de alcances respecto de las emisiones:

Alcance 1: emisiones directas, ocurren físicamente en el perímetro analizado.

Aquí, por ejemplo, se trata del consumo del combustible del tractor que se emplea para aplicar fertilizante, del montacargas (emisiones en ambos casos debidas al gas oil) y a la motosierra que se utiliza durante la poda (emisiones causadas por el uso de nafta).

Alcance 2: emisiones que se producen por el uso de la electricidad adquirida [generada fuera de la empresa], consumida por equipos propios o controlados por la empresa.

En este caso, por ejemplo, en el riego por goteo; y ya en la planta exterior: en la deshojadora y en  la lavadora de aceitunas. Yendo a la planta interior: en la  moledora, la amasadora, el extractor y el separador. En los almacenes, la bomba eléctrica, entre otros equipos.

Alcance 3: emisiones indirectas, vinculadas con proveedores de materias primas, materiales, transporte, uso del producto y disposición final. Sin duda mucho menos fáciles de calcular para empresas medianas y pequeñas.

Es necesario establecer qué tipo de emisiones van a excluirse del alcance del cálculo de la Huella de Carbono. En el estudio que aquí comentamos se han excluido:

ü Las emisiones por transporte [en el caso de una bodega de San Juan, medición que realizó el mismo equipo de la Universidad Católica de Cuyo, el transporte del vino envasado adquirió considerable peso dentro de la respectiva Huella de Carbono] y disposición final de residuos;
ü Las emisiones asociadas al traslado del personal por negocios dentro de la ciudad;
ü Las emisiones asociadas al traslado de consultores de la empresa.

Las emisiones más significativas calculadas aquí son aquellas ligadas al empleo de gas oil (90%), nafta (6%) y electricidad (4%). Las dos primeras fuentes, las de alcance 1, implican el 96% y las de alcance 2, el 4%. Todos los cálculos cubren un año calendario de operación.

Para calcular la Huella de Carbono en sí, es decir las toneladas de CO2 equivalente debidas a los alcances 1 y 2, se han utilizado los factores de emisión provistos por la Secretaria de Medio Ambiente y Desarrollo Sustentable de la República Argentina.

Estos factores relacionan: litros de combustible con kg de CO2 equivalente por un lado, y Mwh (mega watt hora) de electricidad consumida con toneladas de CO2 equivalente por el otro.

Hablamos de CO2 equivalente, pues los otros gases de efecto invernadero generadores en procesos de este tipo, como pueden ser el metano y el óxido nitroso (éste se genera habitualmente en la etapa de cultivo en relación con el uso de agro-químicos) se convierten siempre en su equivalente de CO2, mediante los factores de conversión respectivos.

Conclusiones

Aún con este considerable grado de resumen y simplificación, puede verse que el proceso requiere disciplina y tiempo. Las empresas medianas y pequeñas no tienen hoy disponible toda la serie de datos necesarios para calcular con precisión los consumos de gas oil, nafta y electricidad que consumen sus equipos. Los autores de este trabajo entrevistaron al personal de la empresa, pero además debieron nutrirse de otras fuentes como la Unión Industrial, la Secretaria de Medio Ambiente y Desarrollo Sustentable, las páginas de los respectivos fabricantes de la maquinaria empleada en el proceso, para poder calcular el consumo total de electricidad. No llegaron a calcular las emisiones indirectas para poder calcular la Huella de Carbono del aceite de oliva “de la cuna hasta la tumba”.

Mostraron sí como un equipo universitario, con el apoyo de un experto en la materia, puede realizar la tarea, un trabajo que hasta ahora muchos decían que era sólo para grandes empresas. Y también pudieron hacerlo con un presupuesto accesible. Esto último no es una cuestión menor.

Sumado a lo que se está haciendo además en este sector de la cadena alimenticia argentina[3], se trata sin duda de un aporte extremadamente valioso. Si agregamos que además de bodegas se ha tomado en consideración la minería (el caso de las caleras), una de las industrias más cuestionadas en el aspecto ambiental, podemos concluir que se ha empezando, en el año 2013, a avanzar en la dirección correcta.

Nota del autor: No es nuestra costumbre reiterar anteriores comentarios, siendo el tema general que nos ocupa uno tan dinámico, pero en este caso nos pareció que habiendo herramientas como la comentada a disposición de empresas medianas y pequeñas de la Argentina, y de países de similar desarrollo, los esfuerzos de divulgación, a riesgo de ser reiterativos, no parecen estar de más.

MLD




[1] Empresas medianas y pequeñas miden su Huella de Carbono en la Argentina, Blog/Actualidad/LOPEZ DARDAINE, 7/11/13
[2] La RSE en el sector de la alimentación en la Argentina, López Dardaine Blog, 27/6/13;
[3] Ver nota al pie (2) de este comentario.

jueves, 20 de marzo de 2014

Mapa de los Conflictos Ambientales - Carte de conflits environnementaux

La carte des conflits environnementaux dans le monde – El Mapa de los conflictos ambientales en el mundo
Una iniciativa muy interesante (no por cierto para quienes contaminan)
Le Monde.fr 19.03.2014
La marea negra sobre la plataforma Deepwater-Horizon en el Golfo de México en los Estados Unidos, la explotación de las arenas bituminosas en Alberta, Canadá, las minas de Río Tinto en Madagascar o la deforestación en el estado de Pará en el Brasil: el miércoles 19 de marzo de 2014, el projecto europeo EJOLT (Environmental Justice Organisations, Liabilities and Trade) lanzó su Atlas Mundial de justicia ambiental, una cartografía interactiva para ubicar cerca de 1.000 conflictos ambientales en el mundo. 
La marée noire sur la plate-forme Deepwater Horizon dans le golfe du Mexique aux Etats-Unis, l'exploitation des sables bitumineux en Alberta au Canada, les mines de Rio Tinto à Madagascar ou encore la déforestation dans l'Etat de Para au Brésil : mercredi 19 mars, le projet européen EJOLT (Environmental Justice Organisations, Liabilities and Trade) a lancé son Atlas mondial de la justice environnementale, une cartographie interactive recensant près de 1 000 conflits environnementaux dans le monde.
Este mapa, que permite investigar y documentarse por país, empresa, materia prima o tipo de conflicto (nuclear, energía fósil, agua, biodiversidad, etc.) fue desarrollado durante tres años por 23 universidades y ONGs de 18 países diferentes, que han recibido un financiamiento de 3,7 millones de euros de la Unión Europea.
“Este proyecto muestra que los conflictos ambientales están creciendo en el mundo”, explica Leach Temper, una de las coordinadoras del proyecto e investigadora del Instituto de Ciencias del Ambiente y Tecnologías de la Universidad de Barcelona. “Mientras la mayoría de la gente no conoce sino ciertos casos mediáticos, este mapa muestra que los impactos ambientales forman parte del funcionamiento normal de la economía, y que la extracción de recursos implica costos ecológicos pagados por las poblaciones más marginales y más pobres: los [pueblos] autóctonos y sobre todo las mujeres y los niños”.

Cette carte, qui permet de faire des recherches et se documenter par pays, entreprises, matières premières ou type de conflit (nucléaire, énergies fossiles, eau, biodiversité, etc.), a été développée pendant trois ans par 23 universités et ONG de 18 pays différents, qui ont reçu un financement de 3,7 millions d'euros de l'Union européenne.
« Ce projet démontre que les conflits environnementaux sont en croissance autour du monde, explique Leah Temper, l'une des coordinatrices du projet et chercheuse à l'Institut des sciences de l'environnement et des technologies de l'université de Barcelone. Alors que la plupart des gens ne connaissent que certains cas médiatiques, cette carte montre que les impacts environnementaux font partie du fonctionnement normal de l'économie, et que l'extraction des ressources entraîne des coûts écologiques payés par les populations les plus marginalisées et les plus pauvres : les autochtones, et surtout les femmes et les enfants. »
« Cette carte met également en évidence des tendances inquiétantes comme l'impunité fréquente des entreprises coupables de crimes contre l'environnement et la persécution de militants écologistes, poursuit-elle. Malgré tout, des victoires ont été empochées devant les tribunaux et des projets ont été annulés. » 17 % des cas analysés par la carte sont considérés comme des « victoires pour l'environnement », selon les chercheurs du projet EJOLT.
ENCORE LOIN DE L'EXHAUSTIVITÉ
Pour choisir et documenter les conflits, les chercheurs ont travaillé avec un réseau d'associations qui travaillent depuis des années dans les pays où des luttes sont en cours. Mais pour l'instant, la carte est encore loin d'être exhaustive. 104 cas sont référencés en Inde, 72 en Colombie, 58 au Brésil et au Nigeria ou encore 48 en Equateur. En revanche, en Chine, où la contestation écologique est largement assise désormais après les scandales environnementaux à répétition, seuls deux conflits sont analysés : l'empoisonnement d'habitants au plomb près d'une usine de fabrication de piles dans la province de Fujian (dans le sud-est du pays) et  le projet de prolongation du train à sustentation magnétique de Shanghai.
En France, seuls six projets qui suscitent l'opposition sont mis en lumière par l'infographie : le réacteur ITER à Cadarache (Bouches-du-Rhône), la ligne à grande vitesse entre Bordeaux et l'Espagne, l'« Eco-Valley » à Nice, le centre de stockage profond des déchets nucléaires à Bure (Meuse), les travaux du futur stade de l'Olympique lyonnais et la nouvelle liaison routière Pau-Oloron. Rien n'est dit des batailles autour du projet d'aéroport à Notre-Dame-des-Landes, de la ligne ferroviaire Lyon-Turin, de l'exploration de pétrole de schiste dans le bassin parisien ou encore de la ferme des 'mille vaches' en Picardie.
Voir notre visuel interactif sur le Tour de France des "grands projets inutiles"
« La carte n'est pas encore exhaustive ni représentative de tous les conflits environnementaux les plus emblématiques du monde, reconnaît Leah Temper. C'est pourquoi nous invitons les chercheurs et les ONG à entrer en contact avec nous afin de l'enrichir. Notre objectif est de atteindre plus de 2 000 conflits documentés dans la prochaine année. »

miércoles, 12 de marzo de 2014

Entrevista al presidente de Unilever - II parte - enfoque responsable

“Un enfoque responsable contribuye a la innovación”
II parte
Entrevista a Paul Polman, presidente de Unilever
"Les entreprises qui parlent de développement durable sont souvent soupçonnées de pratiquer le "greenwashing", c'est à dire de se donner une image vertuese à moindre coût. En quoi votre plan se distingue-t-il de ces pratiques?"

Las empresas que hablan de desarrollo sostenible son muchas veces sospechadas de practicar “greenwashing”, es decir dar una imagen de virtuosismo [en sostenibilidad] al menor costo posible. ¿En qué se distingue vuestro plan de tales prácticas?
Nuestro plan [Unilever] para un mundo de vida sostenible concierne todas las marcas y todas las actividades del grupo, se inserta en todos los niveles de la cadena de valor y del eco-sistema del grupo. Ello nos diferencia de aquellas firmas que “destilan”  sostenibilidad en un área más estrecha y más circunscripta, como unidades fabriles, oficinas, viajes… 
Unilever está asociada al foro mundial “Convergencias”, que reunió 5.000 personas en París, del 17 al 19 de septiembre [2013]. La co-creación entre las grandes empresas, las ONG y los poderes públicos fue uno de los fuertes ejes del encuentro. ¿Por qué se interesan ustedes en ello?
Voy a contestar con un ejemplo. Un promedio de seis millones de niños mueren cada año en especial a causa de afecciones diarréicas, falta de higiene y falta de acceso al agua potable. Podrían ser probablemente sólo la mitad si se lavaran las manos… por ejemplo, con nuestro jabón LifeBuoy! Se trata de transformar hábitos y cubrir nuevos mercados. Unilever no puede actuar sola, pero debe trabajar en concertación con programa de educación nacional, con las escuelas y con las ONGs. En 2012, en Davos, anunciamos el lanzamiento de nuestra Fundación Unilever, en colaboración [partenariat] con cinco ONGs: UNICEF, Save the children, World Food Program, PSI y OXFAM.
Unilever quiere pasar de un 36 % de abastecimiento sostenible al 100 % en 2020. ¿Sobre qué estándares se apoyan ustedes para determinar la noción de “sostenible”? Por ejemplo, la Mesa Redonda para aceite de palma sostenible (RSPO) que ustedes co-fundaron es muy criticada…
Por cierto, todo es perfectible, en especial lo referido a estos temas bastante nuevos. Pero es necesario crear un estándar internacional para poder avanzar, porque si no, cunde la confusión: cada distribuidor, productor o país tiene sus propias ideas sobre el asunto. Creamos pues el Global Consumer Goods Organisation. En el Global Compact (Pacto Global) de las Naciones Unidas, que reúne 8.000 empresas, nuestros criterios sobre desarrollo sostenible se emplean como referencia. Yo tendería a tener la misma visión suya [de la periodista] sobre  la Mesa Redonda para aceite de palma sostenible (RSPO). Por cierto, el estándar puede ser blanco de críticas, pero todas las propuestas para mejorarlo son bienvenidas.
[Aquí cabe la aclaración que hace la misma articulista al pie de la página respectiva: La RSPO fue co-fundada por Unilever y WWF; este organismo de certificación reúne un millar de miembros: actores del mercado de aceite de palma, pero también instituciones financieras y ONGs.]
De Wikipedia: El Pacto Mundial (Global Compact) es un instrumento de las Naciones Unidas (ONU) que fue anunciado por el secretario general de las Naciones Unidas Kofi Annan en el Foro Económico Mundial (Foro de Davos) en su reunión anual de 1999.
Su fin es promover el diálogo social para la creación de una ciudadanía corporativa global, que permita conciliar los intereses de las empresas, con los valores y demandas de la sociedad civil, los proyectos de la ONU, sindicatos y Organizaciones no gubernamentales (OGNs), sobre la base de 10 principios en areas relacionadas con los derechos humanos, el trabajo, el medio ambiente y la corrupción.
El Pacto Global se inserta en la lista de iniciativas orientadas a prestar atención a la dimensión social de la globalización. Al presentarlo Kofi Annan manifestó que la intención del Pacto Global es "dar una cara humana al mercado global".
El Pacto Mundial de las Naciones Unidas ha tenido una gran acogida entre empresas, sindicatos, entidades educativas y ONGs, pero también ha sido criticada por no tener carácter obligatorio.
La Oficina del Pacto Global está conformada por seis agencias de las Naciones Unidas: el Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (OACDH), el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), la Organización Internacional del Trabajo (OIT), el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), y la Organización de las Naciones Unidas para el Desarrollo Industrial (ONUDI).
El Pacto Global es un instrumento de libre adhesión para las empresas, sindicatos y organizaciones de la sociedad civil, para aplicar los Diez Principios que lo integran en sus estrategias y operaciones. La entidad que adhiere al Pacto Global asume voluntariamente el compromiso de ir implantando los diez Principios en sus actividades cotidianas y rendir cuentas a la sociedad, con publicidad y transparencia, de los progresos que realiza en ese proceso de implantación, mediante la elaboración de Informes de Progreso.



martes, 11 de marzo de 2014

Entrevista al presidente de Unilever - Un enfoque RESPONSABLE

“Un enfoque responsable contribuye a la innovación”
Entrevista a Paul Polman, presidente de Unilever
Queremos traerles aquí la primera parte de una serie de preguntas -y las respectivas respuestas- que le formulara  l’Express de Francia a Paul Polman. Entrevista [Isabelle Hennebelle] publicada en la edición especial de “L’Express Réussir” Nº22 de noviembre-diciembre de 2013: “Une aproche responsable contribue à l’innovation”. La idea de reproducir -en partes- esta entrevista en nuestro blog, es la de mostrar cuál es el enfoque desde una empresa de esta dimensión y trayectoria.
Soy alguien que se ha formado en el sector empresario, y que a su vez ha entrado desde hace  15 años en el complejo mundo de la responsabilidad empresaria. Responsabilidad  de la Empresa respecto de los limitados recursos de nuestro frágil Planeta Tierra.
Y he llegado a la conclusión, quizás un poco cínica dirán ustedes, de que salvo que la empresa pueda comprender cómo navegar -y poder a su vez obtener beneficios- en relación con el cuidado del ambiente y el Cambio Climático, difícilmente se vaya a  movilizar a tiempo para hacer lo que hoy urge hacer al respecto.

Mauricio López Dardaine

Junto a políticos y representantes de la sociedad civil, el presidente de Unilever, Paul Polman, es una de las dos personalidades del mundo empresario que participó este año [2013] del grupo de alto nivel encargado del programa de desarrollo post-2015, dirigido por el Secretario General de las Naciones Unidas, Ban Ki-moon.
Paul Polman, que dirige desde 2010 el plan de Unilever para un mundo de vida sostenible, explica a l’Express las razones de su estrategia que  asocia logros económicos con impacto social.
¿A riesgo de sonar caricaturesca, que viene a hacer el CEO de una multinacional, símbolo del “gran capital”, a esta asamblea dedicada al desarrollo, a este “alto panel sobre la agenda post-2015” de Naciones Unidas?
Es, efectivamente, una primera vez. Ninguna gran empresa privada se había implicado después de la Cumbre del Milenio, en Nueva York, en el año 2000, en la creación de objetivos del milenio para el desarrollo. Pero el acta es clara: frente a los desafíos que plantea la pobreza, la seguridad alimentaria, la higiene, el acceso al agua potable, la ayuda extranjera es insuficiente. Nuestros sistemas políticos no han evolucionado al mismo ritmo que el mundo. El universo de la empresa privada, que representa un 90 % de la economía mundial, tiene entonces el deber de tomar parte activa en las soluciones junto con los gobiernos y la sociedad civil… aunque más no sea porque todo lo que está en juego impacta diariamente a la empresa. Para nutrir los futuros objetivos  para la lucha contra la pobreza para el período post-2015, el grupo de alto nivel ha elevado, a fines de mayo [2013], 12 propuesta de desarrollo en su informe al secretario general de la UN, Ban Ki-moon, sobre las cuales él se apoyó en su informe “A life for all” presentado a fines de septiembre. Los 193 países miembros van a debatir sobre ello durante dos años. Hago votos para que, esta vez, surjan del debate acciones concretas.
Luego de haber ocupado la presidencia de Unilever, hace cuatro años, usted lanzó, en 2010, el plan Unilever para un mundo de vida sostenible. ¿En qué consiste dicho plan?
Nuestra estrategia está articulada sobre tres grandes objetivos. De aquí a 2020, queremos dividir por dos nuestra Huella Ecológica sobre la producción y el uso de nuestros productos. Queremos también ayudar a más de 1.000 millones de personas a desenvolverse para mejorar su salud y su bienestar. Finalmente, apuntamos a abastecernos únicamente con materias primas agrícolas fruto de la agricultura sostenible. Y todo esto duplicando nuestra facturación. En efecto, tenemos la convicción que al desarrollarnos, aprovisionándonos y fabricando nuestros productos con un enfoque responsable y sostenible, ello contribuye a la innovación y a la reducción de nuestros costos.

Las empresas que hablan de desarrollo sostenible son muchas veces sospechadas de practicar “greenwashing”, es decir dar una imagen de virtuosismo [en sostenibilidad] al menor costo posible. ¿En qué se distingue vuestro plan de tales prácticas?
Nuestro plan [Unilever] para un mundo de vida sostenible concierne todas las marcas y todas las actividades del grupo, se inserta en todos los niveles de la cadena de valor y del eco-sistema del grupo. Ello nos diferencia de aquellas firmas que “destilan”  sostenibilidad en un área más estrecha y más circunscripta, como unidades fabriles, oficinas, viajes…