martes, 11 de agosto de 2015

Cambio Climático y el famoso "eructo vacuno" ahora medido en serio

Afirman que las vacas emanan más gases que toda la industria


Fuente: Clarín digital
La producción agropecuaria y el cambio climático en la Argentina.

Eructan sustancias de efecto invernadero como el metano, lo que hace subir la temperatura del planeta.
No es por cierto la primera vez que nos referimos en este blog a la participación del campo en la matriz de emisiones de gases de efecto invernadero en la Argentina; hemos hablado de la contribución de la agricultura, de la ganadería y de avance de la frontera agrícola (estos dos últimos temas analizados en este artículo). Ya en 2010 se estaba trabajando en la medición de las emisiones de metano en tambos [lecheros] de la provincia de Santa Fe. Pero en el presente artículo las explicaciones e interconexiones resultan mucho más claras. El hecho que el campo emita más que la industria per se no es algo que no se conociera. El excelente trabajo de la matriz de emisiones de 2005 analizaba la cuestión con muy buenas bases para sustentar sus números. Hay correcciones posteriores respecto del cultivo de soja (en particular respecto del óxido nitroso) , emisiones que se reducen considerablemente cuando se usa la siembra directa. El tema del "eructo vacuno" y el metano asociado emitido estaba menos claro, de ahí que para los que siguen estos temas -sin tener que ser especialistas- este artículo pone sobre la mesa una serie de elementos que resultan esclarecedores. 
Quizás debamos agregar, cosa que el artículo toca al pasar, que el otro "peso pesado" de nuestra matriz de emisiones es el sector energético tomado en su conjunto, en un país donde aún la generación en base a combustibles fósiles [obtenidos de fuentes no renovables] tiene una participación excesiva,  nociva para la salud del planeta y onerosa para el bolsillo del ciudadano.

Mauricio López Dardaine



La vaca no sólo es parte de la historia y de la identidad de los argentinos, sino también una potente fábrica de emanaciones que calientan el clima. Cada tres minutos, un animal realiza un resoplido por la nariz, que no es un suspiro sino un eructo. De no hacerlo, explotaría: en el interior de su gran estómago –el rumen– hay bacterias que descomponen todo lo que comen, y en ese complicado proceso elaboran dióxido de carbono y metano. Según Sebastián Galbusera, uno de los autores del reciente inventario de gases elaborado por la Secretaría de Medio Ambiente, la ganadería produce 16 por ciento de las sustancias que modifican el clima. La industria y la energía que esta consume en sus procesos, en cambio, originan sólo el 13 por ciento.
Tenemos un stock de cerca de 50 millones de cabezas. En conjunto con la agricultura, el campo -que es el gran motor de la economía de la Argentina- genera casi el 50 por ciento de las emisiones, contra el 43 por ciento del sector energético y de transporte.
Si bien la Argentina sólo emite del 0,88 por ciento de los gases de efecto invernadero del mundo, la cifra per cápita es más alta que la de un francés o un italiano. Y aunque ésta es una comparación un poco odiosa, nuestra huella de carbono se explica en gran medida por la adicción a los bifes. Pero como el campo está en el ADN del país, entender cuántas emisiones tenemos y cómo se producen es parte del proceso de reducirlas sin sacrificar uno de los sectores clave de la economía. Y en eso trabajan en el INTA de Castelar.
En el campo de INTA, hay tres vacas que nunca han sido bautizadas, que mientras pastan llevan un tubo en el cuello que se parece a una “V” invertida. Allí se van depositando los gases que eructan por vía nasal. Al revés de lo que se cree popularmente, las flatulencias vacunas no contienen una significativa porción de metano, un gas 21 veces más potente que el dióxido de carbono. Sin embargo, permanece en la atmósfera muchísimo menos tiempo: la descomposición dura entre 7 y 10 años. El dióxido de carbono tarda, en cambio, unos cinco siglos en desintegrarse.
Las excretas de las vacas, sólidas y líquidas, son un problema también porque tienen un alto contenido de nitrógeno, que al entrar en maridaje con las bacterias del suelo producen un gas aún más potente: el óxido nitroso. Este tiene un poder para atrapar los rayos del sol entre 210 y 310 veces superior al dióxido de carbono y permanece en la capa gaseosa superior de la Tierra hasta 190 años.
Por todo eso, el equipo del doctor Guillermo Berra, en el INTA, analiza los gases en un cromatógrafo, sacando las cuentas de las emisiones. El 70 por ciento de las emanaciones de una vaca son de metano y el 30 por ciento, de óxido nitroso. Una vaca lechera, que pesa el doble que un bovino de carne, produce más metano que una que va a parar al asador. La primera fabrica casi 92 kilos de metano por año; la segunda, casi 52. En cambio, un cerdo sólo emite 1 kilo de metano, un caprino 5, un ovino 5 y un equino 18.
Berra explica que el rumen de la vaca es como un gran “lavarropas que mezcla 150 litros de agua y pasto con bacterias” y que cuanto peor es la calidad del alimento que una vaca consume, mayor es la cantidad de metano que ésta emitirá. Por eso, mejorar la ingesta de los bovinos es una de las estrategias para bajar su impacto en la atmósfera. Otras consisten en mejorar la tasa de destete, de reproducción de los animales y el engorde.
“Todo lo que se mejore en eficiencia, mejora en emisiones por unidad de producto”, señala. 
Berra también añade que hasta ahora no han sido exitosos los procesos para cambiar la fauna ruminal de las vacas por bacterias que no produzcan metano. Lo que sí probaron en el INTA, y con éxito, es capturar el gas para utlizarlo en el funcionamiento de un auto y una cocina. Pero el experimento con el biogás no es económicamente viable, aunque nunca se sabe si mañana un emprendedor le encontrará la vuelta.
Por su alto impacto, no es imposible que la vaca se transforme en una carne políticamente incorrecta, por lo que bajar su huella es crucial para la Argentina. En sus posibles escenarios de mitigación, la Secretaría de Medio Ambiente plantea hacer más eficiente la producción, de manera que por cada kilo de carne sea menor la tasa de gases. Cómo se traducirá en política todo esto, aún es un misterio. La Argentina tiene una tasa de destete de 62 cada 100 vacas, mientras que en Estados Unidos es de 85.
La Asociación de Cooperativas Argentinas de San Nicolás desarrolló un suplemento alimenticio que adelanta el desarrollo del rumen en los terneros, lo cual hace posible un destete más temprano. Con esto se reducen las emisiones un 12 por ciento. Ahora, explica el veterinario Alejandro Lis, se están testeando ejemplares adultos en cámaras respiratorias, con la hipótesis de que los beneficios en recorte de metano continúan cuando crecen.
En el cálculo de la huella de carbono de una vaca se tuvo en cuenta también el corrimiento de la frontera agrícola, indicó Galbusera a Clarín. Para tener mayor superficie sembrada de soja, se desmontó el bosque chaqueño para destinar ganado a zonas marginales. Hay que recordar que cuando talan árboles, se libera el dióxido de carbono que absorbió mientras estaba en pie. Todo esto aumentó la cuenta global de la ganadería. En esas zonas, la pastura es de inferior calidad. Y a peor digestibilidad, más gases de efecto invernadero. Mal negocio para el país y para el clima del mundo.

lunes, 3 de agosto de 2015

Obama's Climate Policy & Obamas - Hacia la COP 21 -Kampf gegen jede Menge Kohle - Avant la COP 21 à Paris

Obama Policy Could Force Robust Climate Discussion From 2016 Candidates
Source: The New York Times
By CORAL DAVENPORT   AUGUST 2, 2015


« Algunos meses antes de la conferencia sobre el clima que tendrá lugar en París en diciembre de 2015, el presidente de los Estados Unidos, Barack Obama, presentó la contribución de los Estados Unidos estableciendo su compromiso a partir de la COP 21. Entre otras cuestiones, ha elegido exigir a las centrales eléctricas estadounidenses una fuerte reducción de sus emisiones de gases de efecto invernadero del orden del 32 % de aquí a 2030, más ambicioso aún que el objetivo develado en 2014, de un 30 %.


“Al 4 de agosto, 49 países (entre ellos los 28 de la Unión Europea) han rendido su contribución ante la UN. Una primera etapa se había fijado para el 31 de enero, 'para quienes estaban listos a hacerlo'. Los otros países lo harán progresivamente hasta la próxima fecha límite, fijada para el 1º de octubre. En total, los Estados que han rendido sus contribuciones representan por el m,omento el 58,1 % de las emisiones mundiales, en particular las de: China (23,2%), de los Estados Unidos (12,64 %), de Rusia (4,9 %) y del Japón (2,6%). Es llamativo que la India (6,3 %), haya faltado hasta ahora al llamado.”

Hay una idea recurrente que me viene a la mente cada vez que escribo -o transcribo- aspectos de esta ardua lucha contra el Calentamiento Global. Quizás ahora ello se deba sobre todo a que estoy mirando más de cerca el desarrollo y las potencialidades de nuestros países de la Región respecto de las energías renovables, en especial de la eólica y solar. Nuestros países, en particular la Argentina con su Patagonia, tienen viento, y también sol, en abundancia. El año 2014 ha visto en la Región un avance notable de la energía solar foto-voltaica -cuestión a la que creo nos hemos referido aquí hace poco- Esa idea es que hay una enorme "energía" positiva contenida en el desarrollo de estas energías limpias. Y ello me hace pensar, después de tantos años de haberme sentado a diversas mesas de negociaciones internacionales, que sin desmedro de estas a veces frustrantes COPS, toda la "energía" positiva de nuestras naciones, de nuestros emprendedores, de aquellos funcionarios que amén de declamar el "desarrollo sostenible" saben de qué se trata, de nuestras universidades, de aquellas ONGs especializadas, del rico aporte que hacen  naciones del norte de Europa, para citar sólo a algunos de los países más avanzados en el tema, debería volcarse más ordenadamente a un desarrollo más orgánico de las energías eólica y solar, sin que ello sea excluyente. Cada unidad que se instala está contribuyendo a un Planeta Tierra más limpio y apuntando hacia una temperatura promedio ¿aún hoy? manejable. Y además, bien organizado por  gobiernos y  empresarios, se trata de un negocio rentable y con verdadero futuro.


Mauricio López Dardaine

President Obama, at the White House last week, is poised to make climate change a major issue in the 2016 presidential campaign. 

WASHINGTON — The issue of climate change played almost no role in the 2012 presidential campaign. President Obama barely mentioned the topic, nor did the Republican nominee, Mitt Romney. It was not raised in a single presidential debate.
But as Mr. Obama prepares to leave office, his own aggressive actions on climate change have thrust the issue into the 2016 campaign. Strategists now say that this battle for the White House could feature more substantive debate over global warming policy than any previous presidential race.
On Monday, Mr. Obama is expected to unveil his signature climate change policy, a set of Environmental Protection Agency regulations designed to sharply reduce greenhouse gas emissions from the nation’s power plants. If the plan survives legal challenges, it could lead to the closing of hundreds of polluting coal-fired power plants, freeze future construction of such plants and lead to an explosion in production of wind and solar energy.

Most of those changes, however, would unfold under the next president: states would not submit final plans detailing how they would comply with the rules until 2018. And the plan would not be fully implemented until 2022.
Senator Marco Rubio of Florida explicitly attacked the new rules proposed by the Obama administration. 

That means that the 2016 field faces a much more specific question on climate change policy than any of their predecessors have: What would they do to Mr. Obama’s climate change legacy?
“There’s no question that the decision of a sitting president on something like this insinuates these issues into the middle of a campaign,” said David Axelrod, the political strategist who advised both of Mr. Obama’s presidential campaigns. “The president is taking a significant step, and now it’s a natural question to ask candidates: would they embrace those steps and carry them forward, or would they not?”
The answer to that question is already a litmus test for the deep-pocketed political donors who will play a major role in the 2016 outcome.
On the left, the billionaire environmentalist Tom Steyer, the largest single donor in the 2014 midterm elections, has made clear that forceful support of climate policies — including implementation of Mr. Obama’s plan — is essential to win his financial backing. On the right, the conservative billionaire brothers Charles G. and David H. Koch have made clear that their support will require a candidate’s full-throated opposition to Mr. Obama’s climate policies.
Over the weekend, Hillary Rodham Clinton, who is seeking the Democratic nomination, was quick to respond to a preview of the announcement.
Jeb Bush called the rules "irresponsible and overreaching." 

“The Obama administration’s Clean Power Plan is a significant step forward in meeting the urgent threat of climate change,” she said in a written statement. “It’s a good plan, and as president, I’d defend it. It will need defending. Because Republican doubters and defeatists — including every Republican candidate for president — won’t offer any credible solution.”

Mrs. Clinton has pledged to strengthen and expand on the plan, and to elevate the issue of climate change throughout her campaign, hammering Republicans for their opposition. Mrs. Clinton’s campaign chairman is John Podesta, a former senior White House official who was the architect of Mr. Obama’s climate policy.

Klimaplan der US-Regierung: Obamas Kampf gegen jede Menge Kohle

Quelle: Der Spiegel on line
AP/dpa
Präsident Obama will den USA striktere CO2-Ziele verordnen. Die alte Industrie läuft Sturm. Sie wird Milliarden investieren, um den Klimaplan zu verhindern.
Die Botschaft kommt mit Streichmusik und emotionalen Bildern. In einem auf Facebook veröffentlichten Video spricht US-Präsident Barack Obama über die schwerwiegenden Konsequenzen des Klimawandels für die Natur, die Menschen, die gesamte Erde.
Das Aufheizen der Atmosphäre sei "kein Problem einer künftigen Generation. Nicht mehr", ist Obamas Stimme zu hören, zu sehen ist ein Familienfoto mitsamt den Töchtern Malia und Sasha. Deswegen werde seine Regierung einen "Plan für saubere Energie" vorstellen, "der größte, wichtigste Schritt im Kampf gegen den Klimawandel, den wir je genommen haben".
Für amerikanische Ohren klingt der Plan tatsächlich ambitioniert. Bis 2030 will Obama den bislang völlig unregulierten Kohlendioxidausstoß von US-Kraftwerken um 32 Prozent gegenüber den Niveaus von 2005 senken, zwei Prozentpunkte mehr als bislang - allerdings unverbindlich - geplant. Außerdem sollen die Energiekonzerne den Anteil erneuerbarer Energien an ihrem Energiemix steigern.
Die Wirtschaft in Kohlestaaten wie West Virginia und Wyoming läuft Sturm, auch anderswo fürchten Industrieunternehmen, ihre niedrigen Energiepreise - ein klarer Standortvorteil gegenüber Europa - könnten bald Geschichte sein. Ein Wandel, der einige reiche und einflussreiche Verlierer hätte: Für seinen vielleicht letzten großen innenpolitischen Sieg legt sich Amerikas scheidender Präsident mit den Großen der US-Industrie an.
Ein neuer Präsident könnte den Plan kippen
Um mit dem Plan nicht im republikanisch dominierten Kongress zu scheitern, soll er nicht als Gesetz, sondern als Verordnung durchgesetzt werden. Mit dieser will Obama die Politik der US-Umweltbehörde EPA verschärfen, die Kohlendioxid (CO2) als gesundheitsschädliches Gas auf Basis bestehender Gesetze reguliert.
Allerdings hat Obama nicht mehr viel Zeit, Ende kommenden Jahres stehen die Wahlen für seine Nachfolge an. Und so, wie Obama die neuen Klimaregeln ohne Zustimmung des Parlaments einführen kann, könnte ein neuer Präsident sie relativ einfach wieder abschaffen.
Darauf setzen allen voran die einflussreichen Koch-Brüder. Deren weitverzweigtes Industriekonglomerat Koch Industries, das Ölpipelines baut und unter hohem Energieeinsatz Chemikalien herstellt, sähen ziemlich alt aus, wenn die USA die CO2-Reduktion plötzlich ernst nähmen. Ihre Hoffnung: Ein Republikaner im Weißen Haus. Die beiden großzügigen Spender republikanischer Politiker dürften kaum dringendere Ziele haben, als Obamas Klimaplan zu verhindern.


Avant la COP21, quels sont les engagements des Etats pour le climat ?
Source : Le Monde.fr  le 04.08.2015  



Quelques mois avant la conférence sur le climat qui se tiendra à Paris en décembre 2015, le président américain Barack Obama a présenté la contribution des Etats-Unis établissant son engagement lors de la COP21. Il a, entre autres, choisi d'imposer aux centrales électriques américaines une forte baisse d'émissions de gaz à effet de serre de l'ordre de 32 % d'ici 2030, plus ambitieux que l'objectif dévoilé en 2014 de 30 %.

Au 4 août, 49 pays (dont les 28 de l'Union européenne) ont rendu leur contribution auprès de l'ONU. Un premier point d'étape avait été fixé au 31 mars pour ceux qui étaient « prêts à le faire ». Les autres le feront progressivement jusqu'à la prochaine date limite, fixée au 1er octobre. Au total, les Etats qui ont rendu leurs contributions représentent pour le moment 58,1 % des émissions mondiales, notamment après celle de la Chine (23,2 %), des Etats-Unis (12,64 %), de la Russie (4,9 %) et du Japon (2,6 %). L'Inde (6,3 %) manque encore notamment à l'appel, entre autres.

1. Emissions de gaz à effet de serre : des périmètres différents
Difficile de comparer les engagements de réduction de GES entre eux car, avant une éventuelle uniformisation lors de la COP21, chaque Etat détermine la « date référence » à partir de laquelle il met en place ses mesures de réduction.
Ainsi, les 28 Etats de l'Union européenne se sont engagés à réduire de 40 % ses émissions de GES d'ici à 2030 par rapport à 1990, soit la même date que celle évoquée dans le protocole de Kyoto, signé en 1997 et entré en vigueur en 2005. La Russie, la Norvège ou encore la Suisse ont choisi la même date référence.

Les Etats-Unis se sont engagés à une réduction de 32 % d'ici à 2030... mais par rapport au niveau de 2005 et simplement pour les centrales électriques. En 2005, le pays a connu un pic d'émissions à 5,8 milliards de tonnes d'équivalent CO2 émises (combustion de ressources fossiles inclue), contre 5,2 milliards en 2013 par exemple.

Le Canada a proposé 30 % de réduction d'ici à 2030, lui aussi ayant connu une forte augmentation de ses émissions entre 1990 et 2005.

2. L'enjeu des forêts

La Russie a rendu une copie en apparence ambitieuse en s'engageant à réduire de 25 à 30 % des émissions de gaz à effet de serre d'ici à 2030 par rapport à 1990. Seulement, Moscou mise beaucoup sur ses forêts, qui représentent 25 % de la surface forestière mondiale. Qualifiées de « puits de carbone » car stockent le CO2, elles permettent de compenser des hausses d'émissions.
Le projet russe est finalement limité et présente « l'avantage » de ne pas avoir à changer en profondeur son modèle énergétique. Mais il pourrait être contrarié par les flammes : le World Resources Institute (WRI) s'est inquiété début avril de la croissance des incendies de forêt dans le monde et notamment en Russie. Le pays a perdu 4,3 millions d'hectares par an en moyenne entre 2011 et 2013, ce qui constitue le quart des pertes forestières mondiales.
La Russie n'est pas seule à jouer ce jeu-là : la Chine et l'Union européenne ont également inclus l'effet de stockage de CO2 par les forêts dans le calcul des émissions. En revanche, le Gabon, recouvert à 88 % par la forêt, ne l'a pas inclus dans le périmètre de réduction de ses émissions.
3. Le marché du carbone

La Suisse a elle aussi fixé un objectif ambitieux : une réduction de 50 % de ses émissions de GES d'ici à 2030 par rapport à son niveau en 1990. Mais la Confédération helvétique, outre l'inclusion de la forêt dans le périmètre d'action, prévoit également d'avoir massivement recours au marché du carbone (à hauteur de 20 %), en achetant des crédits carbone et en participant à des projets de réduction d'émissions à l'étranger. Seuls les 30 % restants constitueront réellement une réduction des émissions nationales.
L'Union européenne, la Russie et les Etats-Unis, notamment, se sont engagés à ne pas inclure les marchés de compensation dans leur effort de réduction des émissions de gaz à effet de serre.

Qu'est-ce que le marché carbone ?

Le marché carbone est un mécanisme financier qui permet à des entreprises « économisant » l'émission des tonnes d'équivalent CO2 de vendre ces tonnes sous forme de crédits. D'autres entreprises ne parvenant pas à réduire leurs émissions peuvent ainsi les racheter, ce qui leur octroie en quelque sorte des « droits à polluer ».