Obama Policy Could Force
Robust Climate Discussion From 2016 Candidates
Source:
The New York Times
By CORAL DAVENPORT AUGUST
2, 2015
« Algunos meses antes de la conferencia sobre el clima que tendrá
lugar en París en diciembre de 2015, el presidente de los Estados Unidos,
Barack Obama, presentó la contribución de los Estados Unidos estableciendo su
compromiso a partir de la COP 21. Entre otras cuestiones, ha elegido exigir a
las centrales eléctricas estadounidenses una fuerte reducción de sus emisiones
de gases de efecto invernadero del orden del 32 % de aquí a 2030, más ambicioso
aún que el objetivo develado en 2014, de un 30 %.
“Al 4 de agosto, 49 países (entre ellos los 28 de la Unión Europea)
han rendido su contribución ante la UN. Una primera etapa se había fijado para
el 31 de enero, 'para quienes estaban listos a hacerlo'. Los otros países lo harán progresivamente
hasta la próxima fecha límite, fijada para el 1º de octubre. En total, los
Estados que han rendido sus contribuciones representan por el m,omento el 58,1
% de las emisiones mundiales, en particular las de: China (23,2%), de los
Estados Unidos (12,64 %), de Rusia (4,9 %) y del Japón (2,6%). Es llamativo que
la India (6,3 %), haya faltado hasta ahora al llamado.”
Hay una idea recurrente que me viene a la mente cada vez que escribo -o transcribo- aspectos de esta ardua lucha contra el Calentamiento Global. Quizás ahora ello se deba sobre todo a que estoy mirando más de cerca el desarrollo y las potencialidades de nuestros países de la Región respecto de las energías renovables, en especial de la eólica y solar. Nuestros países, en particular la Argentina con su Patagonia, tienen viento, y también sol, en abundancia. El año 2014 ha visto en la Región un avance notable de la energía solar foto-voltaica -cuestión a la que creo nos hemos referido aquí hace poco- Esa idea es que hay una enorme "energía" positiva contenida en el desarrollo de estas energías limpias. Y ello me hace pensar, después de tantos años de haberme sentado a diversas mesas de negociaciones internacionales, que sin desmedro de estas a veces frustrantes COPS, toda la "energía" positiva de nuestras naciones, de nuestros emprendedores, de aquellos funcionarios que amén de declamar el "desarrollo sostenible" saben de qué se trata, de nuestras universidades, de aquellas ONGs especializadas, del rico aporte que hacen naciones del norte de Europa, para citar sólo a algunos de los países más avanzados en el tema, debería volcarse más ordenadamente a un desarrollo más orgánico de las energías eólica y solar, sin que ello sea excluyente. Cada unidad que se instala está contribuyendo a un Planeta Tierra más limpio y apuntando hacia una temperatura promedio ¿aún hoy? manejable. Y además, bien organizado por gobiernos y empresarios, se trata de un negocio rentable y con verdadero futuro.
Hay una idea recurrente que me viene a la mente cada vez que escribo -o transcribo- aspectos de esta ardua lucha contra el Calentamiento Global. Quizás ahora ello se deba sobre todo a que estoy mirando más de cerca el desarrollo y las potencialidades de nuestros países de la Región respecto de las energías renovables, en especial de la eólica y solar. Nuestros países, en particular la Argentina con su Patagonia, tienen viento, y también sol, en abundancia. El año 2014 ha visto en la Región un avance notable de la energía solar foto-voltaica -cuestión a la que creo nos hemos referido aquí hace poco- Esa idea es que hay una enorme "energía" positiva contenida en el desarrollo de estas energías limpias. Y ello me hace pensar, después de tantos años de haberme sentado a diversas mesas de negociaciones internacionales, que sin desmedro de estas a veces frustrantes COPS, toda la "energía" positiva de nuestras naciones, de nuestros emprendedores, de aquellos funcionarios que amén de declamar el "desarrollo sostenible" saben de qué se trata, de nuestras universidades, de aquellas ONGs especializadas, del rico aporte que hacen naciones del norte de Europa, para citar sólo a algunos de los países más avanzados en el tema, debería volcarse más ordenadamente a un desarrollo más orgánico de las energías eólica y solar, sin que ello sea excluyente. Cada unidad que se instala está contribuyendo a un Planeta Tierra más limpio y apuntando hacia una temperatura promedio ¿aún hoy? manejable. Y además, bien organizado por gobiernos y empresarios, se trata de un negocio rentable y con verdadero futuro.
Mauricio López Dardaine
President Obama, at the White House last week, is
poised to make climate change a major issue in the 2016 presidential campaign.
WASHINGTON — The issue of climate
change played
almost no role in the 2012 presidential campaign. President
Obama barely mentioned the topic, nor did the Republican
nominee, Mitt Romney. It was not raised in a single presidential debate.
But as Mr. Obama prepares to leave office, his own aggressive actions
on climate change have thrust the issue into the 2016 campaign. Strategists now
say that this battle for the White House could feature more substantive debate
over global warming policy than any previous presidential race.
On Monday, Mr. Obama is expected to unveil his signature climate change
policy, a set of Environmental Protection Agency regulations
designed to sharply reduce greenhouse gas emissions from the nation’s power
plants. If the plan survives legal challenges, it could lead to the closing of
hundreds of polluting coal-fired power plants, freeze future construction of
such plants and lead to an explosion in production of wind and solar
energy.
Most of those changes, however, would unfold under the next president:
states would not submit final plans detailing how they would comply with the
rules until 2018. And the plan would not be fully implemented until 2022.
Senator Marco Rubio of Florida explicitly
attacked the new rules proposed by the Obama administration.
That means that the 2016 field faces a much more
specific question on climate change policy than any of their predecessors have:
What would they do to Mr. Obama’s climate change legacy?
“There’s no question that the decision of a sitting president on
something like this insinuates these issues into the middle of a campaign,”
said David Axelrod, the political strategist who advised both of Mr. Obama’s
presidential campaigns. “The president is taking a significant step, and now
it’s a natural question to ask candidates: would they embrace those steps and
carry them forward, or would they not?”
The answer to that question is already a litmus test for the deep-pocketed political
donors who will play a major role in the 2016 outcome.
On the left, the billionaire environmentalist Tom Steyer, the largest
single donor in the 2014 midterm elections, has made clear that forceful
support of climate policies — including implementation of Mr. Obama’s plan — is
essential to win his financial backing. On the right, the conservative billionaire
brothers Charles G. and David H. Koch have made clear that
their support will require a candidate’s full-throated opposition to Mr.
Obama’s climate policies.
Over the weekend, Hillary
Rodham Clinton, who is seeking the Democratic nomination, was quick
to respond to a preview of the announcement.
Jeb Bush
called the rules "irresponsible and overreaching."
“The Obama administration’s Clean Power Plan is a significant step
forward in meeting the urgent threat of climate change,” she said in a written
statement. “It’s a good plan, and as president, I’d defend it. It will need
defending. Because Republican doubters and defeatists — including every
Republican candidate for president — won’t offer any credible solution.”
Mrs. Clinton has pledged to strengthen and expand on the plan, and to
elevate the issue of climate change throughout her campaign, hammering
Republicans for their opposition. Mrs. Clinton’s campaign chairman is John
Podesta, a former senior White House official who was the architect of Mr.
Obama’s climate policy.
Klimaplan der
US-Regierung: Obamas
Kampf gegen jede Menge Kohle
Quelle: Der Spiegel on line
AP/dpa
Präsident
Obama will den USA striktere CO2-Ziele verordnen. Die alte Industrie läuft Sturm.
Sie wird Milliarden investieren, um den Klimaplan zu verhindern.
Die
Botschaft kommt mit Streichmusik und emotionalen Bildern. In einem auf Facebook
veröffentlichten Video spricht
US-Präsident Barack Obama über die schwerwiegenden Konsequenzen des
Klimawandels für die Natur, die Menschen, die gesamte Erde.
Das Aufheizen der Atmosphäre
sei "kein Problem einer künftigen Generation. Nicht mehr", ist Obamas
Stimme zu hören, zu sehen ist ein Familienfoto mitsamt den Töchtern Malia und
Sasha. Deswegen werde seine Regierung einen "Plan für saubere
Energie" vorstellen, "der größte, wichtigste Schritt im Kampf gegen
den Klimawandel, den wir je genommen haben".
Für
amerikanische Ohren klingt der Plan tatsächlich ambitioniert. Bis 2030 will
Obama den bislang völlig
unregulierten Kohlendioxidausstoß von US-Kraftwerken um 32 Prozent gegenüber den
Niveaus von 2005 senken, zwei Prozentpunkte mehr als bislang - allerdings
unverbindlich - geplant. Außerdem sollen die Energiekonzerne den Anteil erneuerbarer
Energien an ihrem Energiemix steigern.
Die Wirtschaft
in Kohlestaaten wie West Virginia und Wyoming läuft Sturm, auch anderswo
fürchten Industrieunternehmen, ihre niedrigen Energiepreise - ein klarer
Standortvorteil gegenüber Europa - könnten bald Geschichte sein. Ein Wandel,
der einige reiche und einflussreiche Verlierer hätte: Für seinen vielleicht
letzten großen innenpolitischen Sieg legt sich Amerikas scheidender Präsident
mit den Großen der US-Industrie an.
Ein neuer
Präsident könnte den Plan kippen
Um mit dem Plan
nicht im republikanisch dominierten Kongress zu scheitern, soll er nicht als
Gesetz, sondern als Verordnung durchgesetzt werden. Mit dieser will Obama die
Politik der US-Umweltbehörde EPA verschärfen, die Kohlendioxid (CO2)
als gesundheitsschädliches Gas auf Basis bestehender Gesetze reguliert.
Allerdings hat
Obama nicht mehr viel Zeit, Ende kommenden Jahres stehen die Wahlen für seine
Nachfolge an. Und so, wie Obama die neuen Klimaregeln ohne Zustimmung des
Parlaments einführen kann, könnte ein neuer Präsident sie relativ einfach
wieder abschaffen.
Darauf setzen allen voran die einflussreichen Koch-Brüder.
Deren weitverzweigtes Industriekonglomerat Koch Industries, das Ölpipelines
baut und unter hohem Energieeinsatz Chemikalien herstellt, sähen ziemlich alt
aus, wenn die USA die CO2-Reduktion
plötzlich ernst nähmen. Ihre Hoffnung: Ein Republikaner im Weißen Haus. Die
beiden großzügigen Spender republikanischer Politiker dürften kaum dringendere
Ziele haben, als Obamas Klimaplan zu verhindern.
Avant la COP21, quels sont
les engagements des Etats pour le climat ?
Source : Le Monde.fr
le 04.08.2015
Quelques mois avant la conférence sur le
climat qui se tiendra à Paris en décembre 2015, le président américain Barack
Obama a présenté la contribution des
Etats-Unis établissant son engagement lors de la COP21. Il a,
entre autres, choisi d'imposer aux centrales électriques américaines une forte
baisse d'émissions de gaz à effet de serre de l'ordre de 32 % d'ici 2030, plus
ambitieux que l'objectif dévoilé en 2014 de 30 %.
Au 4 août,
49 pays (dont les 28 de l'Union européenne) ont rendu leur contribution auprès
de l'ONU. Un premier point d'étape avait été fixé au 31 mars
pour ceux qui étaient « prêts à le faire ». Les autres le
feront progressivement jusqu'à la prochaine date limite, fixée au 1er octobre.
Au total, les Etats qui ont rendu leurs contributions représentent pour le
moment 58,1 % des émissions mondiales, notamment après celle de la Chine
(23,2 %), des Etats-Unis (12,64 %), de la Russie (4,9 %) et du
Japon (2,6 %). L'Inde (6,3 %) manque encore notamment à l'appel,
entre autres.
1. Emissions de gaz à effet de serre : des
périmètres différents
Difficile de comparer les engagements de
réduction de GES entre eux car, avant une éventuelle uniformisation lors de la
COP21, chaque Etat détermine la « date référence » à
partir de laquelle il met en place ses mesures de réduction.
Ainsi, les
28 Etats de l'Union européenne se sont engagés à réduire de 40 %
ses émissions de GES d'ici à 2030 par rapport à 1990, soit la même date que
celle évoquée dans le protocole de Kyoto, signé en 1997 et entré en vigueur en
2005. La Russie, la Norvège ou encore la Suisse ont choisi la même date
référence.
Les Etats-Unis se
sont engagés à une réduction de 32 %
d'ici à 2030... mais par rapport au niveau de 2005 et simplement
pour les centrales électriques. En 2005, le pays a connu un pic d'émissions à
5,8 milliards de tonnes d'équivalent CO2 émises (combustion de
ressources fossiles inclue), contre 5,2 milliards en 2013 par exemple.
Le Canada a
proposé 30 % de réduction d'ici à 2030, lui aussi ayant connu une forte
augmentation de ses émissions entre 1990 et 2005.
2. L'enjeu des forêts
La Russie a
rendu une copie en apparence ambitieuse en s'engageant à réduire de 25 à
30 % des émissions de gaz à effet de serre d'ici à 2030 par rapport à
1990. Seulement, Moscou mise beaucoup sur ses forêts, qui représentent
25 % de la surface forestière mondiale. Qualifiées de « puits de
carbone » car stockent le CO2, elles permettent de compenser
des hausses d'émissions.
Le projet russe est finalement limité et
présente « l'avantage » de ne pas avoir à changer en profondeur son
modèle énergétique. Mais il pourrait être contrarié par les flammes :
le World Resources Institute (WRI) s'est inquiété début avril de la
croissance des incendies de forêt dans le monde et notamment en Russie. Le pays
a perdu 4,3 millions d'hectares par an en moyenne entre 2011 et 2013, ce qui
constitue le quart des pertes forestières mondiales.
La Russie n'est pas seule à jouer ce jeu-là :
la Chine et l'Union européenne ont également inclus l'effet de
stockage de CO2 par les forêts dans le calcul des émissions. En revanche, le Gabon,
recouvert à 88 % par la forêt, ne l'a pas inclus dans le périmètre de
réduction de ses émissions.
3. Le marché du carbone
La Suisse a
elle aussi fixé un objectif ambitieux : une réduction de 50 % de ses
émissions de GES d'ici à 2030 par rapport à son niveau en 1990. Mais la
Confédération helvétique, outre l'inclusion de la forêt dans le périmètre
d'action, prévoit également d'avoir massivement recours au marché du carbone (à
hauteur de 20 %), en achetant des crédits carbone et en participant à des
projets de réduction d'émissions à l'étranger. Seuls les 30 % restants
constitueront réellement une réduction des émissions nationales.
L'Union européenne, la Russie et les
Etats-Unis, notamment, se sont engagés à ne pas inclure les marchés de
compensation dans leur effort de réduction des émissions de gaz à effet de
serre.
Qu'est-ce que le marché carbone ?
Le marché
carbone est un mécanisme financier qui permet à des entreprises
« économisant » l'émission des tonnes d'équivalent CO2 de
vendre ces tonnes sous forme de crédits. D'autres entreprises ne parvenant pas
à réduire leurs émissions peuvent ainsi les racheter, ce qui leur octroie
en quelque sorte des « droits à polluer ».
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