jueves, 27 de abril de 2017

China y el Cambio Climático

China lidera la lucha climática debido
a la postura de Donald Trump

POR EDWARD WONG

ABRIL 11, 2017

fUE MUY CLARA LA POSTURA DEL PRESIDENTE CHINO, xI jINPINg, EN ocasión dEL ULTIMO FORO DE DAVOS. nO HAY DUDA QUE EL DIAMETRAL CAMBIO DE POSTURA DE LA ADMINISTRACION DE LOS ESTADOS UNIDOS LE HA SERVIDO EN BANDEJA DE PLATA A CHINA UNA OPORTUNIDAD PARA TOMAR EL LIDERAZGO EN UN TEMA QUE A PARTIR DEL ACUERDO DE PARÍS HA PASADO A ESTAR HOY EN LO ALTO DE LAS AGENDAS DE LOS PAÍSES GRANDES, MEDIANOS Y PEQUEÑOS, DESARROLLADOS Y EN DESARROLLO. tAMPOCO PUEDE DEJAR DE TENERSE EN CUENTA QUE LA LETAL COMBINACIÓN DE EMISIONES CAUSADAS POR EL USO DEL CARBÓN CON EL SMOG DE LAS GRANDES URBES DE CHINA AMENAZA LA SALUD de su población Y PONE EN GRAVE RIESGO LOS PLANES DE CRECIMIENTO DE ESTA NUEVA ETAPA DEL GIGANTE ASIÁTICO.

MAURICIO LÓPEZ DARDAINE


Quizás no esté de más agregar ciertas cuestiones de orden estratégico que china ha decidido respecto de esta nueva etapa. Las tomamos del trabajo del BID-INTAL, sobre la relacion de china y latino américa, en la parte que desarrolló el director del INTAL, Gustavo Béliz. "LA NUEVA NORMALIDAD DE CHINA..." que contiene, entre otras, tres anotaciones interesantes:

  • tasa de crecimiento más moderada (en torno al 6%)
  • mayor apuesta a la innovación
  • corrimiento del foco de la producción al transporte
  • en otro cuadro de la misma parte del trabajo se ve cómo varios aspectos de esta apuesta a la innovación están muy vinculados con consideraciones de desarrollo sostenible.
  • es decir que en el momento de buscar hacerse de este liderazgo, china puede aprovechar la oportunidad, y ello porque "la nueva modalidad de china" -encuadrada en la cuidadosa planificación con que este país hace las cosas- tiene por necesidad (y forzosa convicción) un contenido importante de sostenibilidad.       mauricio lópez dardaine   

“El rechazo de [Donald] Trump a la acción reguladora sobre el cambio climático crea un vacío en el liderazgo climático global que China ahora puede aprovechar”, dijo Alex L. Wang, experto en medio ambiente de China de la Universidad de California, en Los Ángeles.


Actualmente China consume tanto carbón como todo el resto del mundo combinado.


Durante años, la administración Obama suplicó a China que se comprometiera a limitar el uso de combustibles fósiles para desacelerar los efectos globales del cambio climático.
El presidente Barack Obama veía como cruciales las promesas tanto de Beijing como de Washington: China es el emisor más grande de gases de efecto invernadero, seguido por Estados Unidos.
La firma del presidente Donald J. Trump de una orden ejecutiva, el 28 de marzo, dirigida a deshacer muchas de las políticas de cambio climático de la administración Obama invierte los papeles de las dos potencias.
Ahora, es mucho más probable que el mundo vea a China presionando a EE.UU. para que cumpla con sus compromisos y cumpla con la letra y el espíritu del Acuerdo de París de 2015, aun cuando Trump ha señalado que no tiene intenciones de hacerlo.
Incluso antes de la campaña presidencial del año pasado, Trump había llamado al cambio climático un engaño creado por China. También amenazó con retirar a Estados Unidos del Acuerdo de París. Desde la elección de Trump en noviembre, las autoridades chinas han tomado el liderazgo en cuanto a instar a todos los países, incluido Estados Unidos, a que respeten sus compromisos en materia de clima.


China lidera al mundo en inversión en energía renovable.

Un retórico momento crucial llegó en enero, cuando Xi Jinping, el presidente de China, dijo en el Foro Económico Mundial de Davos, Suiza, que el Acuerdo de París fue “logrado con mucho esfuerzo” y debería permanecer en vigor.
Y el 29 de marzo, un portavoz del ministerio de Asuntos Exteriores declaró en Beijing que todos los países del Acuerdo de París deberían “cumplir sus compromisos” y que China se apegaría a sus promesas “sin importar cómo cambien las políticas de otros países en materia de clima”.
La participación de China es crítica para los esfuerzos globales sobre el cambio climático. China consume tanto carbón como el resto del mundo combinado. La combustión de carbón, que es la esencia de las industrias de electricidad, acero y cemento en ese país, genera enormes cantidades de dióxido de carbono, el principal gas de efecto invernadero. Así que activistas ambientales y autoridades de todo el mundo dicen constantemente que China debe romper con su adicción al carbón.
Sin embargo, a diferencia de EE.UU., los líderes chinos afirman que es importante alejarse de las fuentes de combustibles fósiles. En 2013 China anunció políticas para limitar el uso de carbón en los tres centros poblacionales más grandes del país. Y científicos chinos también han dicho que los patrones meteorológicos del cambio climático se exacerban con el smog.
China está reduciendo el uso de carbón debido a sus costos letales para la salud humana, así como sus altas emisiones de carbono, y planea hacer la transición a fuentes de energía del mañana, más que del ayer”, dijo Isabel Hilton, fundadora de Chinadialogue, un prominente website que informa sobre cuestiones y políticas ambientales. “El presidente Trump parece decidido a revivir una fuente de energía del siglo XIX en lugar de buscar la promesa del siglo XXI”.
La retórica de Trump a favor del carbón podría resultar en que los intereses pro carbón en China se esfuercen más para presionar contra los límites del carbón. Pero en años recientes, el consumo de carbón en China disminuyó un poco, sorprendiendo a muchos analistas e investigadores.
La desaceleración económica de China —pasó de décadas de un crecimiento anual superior al 10 por ciento al 6.7 por ciento el año pasado— fue un factor importante. Las estadísticas dadas a conocer en febrero indican que el consumo general de carbón declinó el año pasado comparado con 2015.
China indica que para 2030, el 20 por ciento de su energía será solar y de otras fuentes renovables
En vista de tales cifras, los investigadores dicen que China podría alcanzar un pico en emisiones de carbono en 2025, cinco años antes de su meta establecida de 2030.
China también hizo promesas respecto del porcentaje de energía total que será generada por fuentes de combustibles no fósiles, que incluyen energía hidroeléctrica, nuclear, eólica y solar. Xi ha dicho que para el 2030, el 20 por ciento de la energía de China provendrá de tales fuentes. Los funcionarios chinos actualmente deben lidiar con el complejo problema de llevar a la red la energía generada por fuentes eólicas y solares.
“El rechazo de Trump a la acción reguladora sobre el cambio climático crea un vacío en el liderazgo climático global que China ahora puede aprovechar”, dijo Alex L. Wang, experto en medio ambiente de China de la Universidad de California, en Los Ángeles.
Un informe emitido en enero por el Institute for Energy Economics and Financial Analysis, con sede en Ohio, señaló que China era el líder mundial en inversión doméstica en energía renovable y sectores asociados de energía baja en emisiones, con 103 mil millones de dólares invertidos en 2015. Y China está llevando esa estrategia al mundo -el año pasado, invirtió 32 mil millones de dólares en grandes acuerdos extranjeros que involucran energía renovable-
“Mientras la administración Trump parece creer que la acción en materia del cambio climático es un derroche de dinero y amenaza a los empleos en Estados Unidos, China ve la inversión en acciones relacionadas con el clima como esencial para asegurar un futuro próspero y seguro para los ciudadanos chinos, así como una oportunidad estratégica para desarrollar y suministrar las tecnologías del futuro”.
Yufan Huang contribuyó con investigación de este artículo.



miércoles, 19 de abril de 2017

Les déchets plastiques s'accumulent dans lArctique - Los residuos plásticos se acumulan en el Artico

Source/Fuente: Le Monde


Dans l’Arctique aussi, les déchets plastiques s’accumulent


Siguiendo con el tema de la contaminación de los mares les traemos hoy lo que ocurre en el Artico con los residuos de material plástico.

Mauricio López Dardaine

Jusqu’à 1 200 tonnes de fragments provenant d’Europe de l’Ouest et des Etats-Unis contaminent la surface de l’océan.

Hasta 1.200 toneladas de fragmentos provenientes de Europa Occidental y de los Estados Unidos contaminan la superficie del océano.



LE MONDE | 






La goélette « Tara » dans l’archipel François-Joseph, dans le nord de la Russie, en janvier 2013.

C’est désormais une certitude : on trouve des débris plastiques flottants sur tous les océans. On connaissait les grandes zones d’accumulation, en Méditerranée et au cœur des cinq gyres océaniques – Atlantique nord, Atlantique sud, Pacifique nord, Pacifique sud, océan Indien –, mais une équipe internationale menée par Andrés Cózar (université de Cadix, Espagne) publie, mercredi 19 avril dans la revue Science Advances, les résultats d’une campagne de mesures montrant l’existence d’une nouvelle zone d’accumulation dans l’océan Arctique. Loin, très loin des grandes sources de rejet de plastique en mer.


Resultado de imagen

Hoy se trata de una certeza: se encuentran desechos plásticos flotando en todos los océanos. Se conocían las grandes zonas de acumulación en el corazón de los  cinco remolinos oceánicos: Atlántico norte, Atlántico sur, Pacífico norte, Pacífico sur, Océano Índico.


Pero un equipo internacional dirigido por Andrés Cózar de la Universidad de Cádiz, publica el miércoles 19 de abril en la revista Science Advances los resultados de una campaña de mediciones que muestran una nueva zona de acumulación en el Océano Artico. Lejos, muy lejos de las grandes fuentes de descarte de plásticos en el mar.

« Nos résultats portent néanmoins une bonne nouvelle, puisque dans de vastes zones de l’Arctique, on ne trouve pas ou très peu de plastique flottant, explique Erik van Sebille (université d’Utrecht, Pays-Bas), coauteur de ces travaux. Cependant, en mer du Groenland et en mer de Barents, on en trouve des concentrations élevées, beaucoup plus hautes que quiconque l’aurait imaginé. » Dans certaines zones, on ramasse jusqu’à « plusieurs centaines de milliers de débris par kilomètre carré », écrivent les chercheurs, qui fondent leur analyse sur les relevés effectués par la goélette Tara. Celle-ci a laissé traîner ses filets dans de larges secteurs de l’Arctique entre juin et octobre 2013, récupérant les fragments de taille supérieure à 0,5 millimètre.

La quantité totale de débris découverte demeure toutefois marginale par rapport à ce qui pollue la Méditerranée et les gyres océaniques. Dans l’océan glacial, les chercheurs estiment la quantité totale de fragments entre 100 tonnes et 1 200 tonnes. Et ce, alors que leur masse totale, à l’échelle des océans du globe, est généralement évaluée entre quelques dizaines de milliers de tonnes et plus de 200 000 tonnes – là encore avec une grande marge d’erreur.


“Nuestros resultados contienen no obstante una buena noticia, ya que en vastas zonas del Artico no se encuentra o se encuentra muy poco plástico flotando, explica Erik van Sebille de la universidad holandesa de Utrecht, coautor de estos trabajos. No obstante en el Mar de Groenlandia y en el Mar de Barents se lo encuentra en concentraciones elevadas, muchos más altas de lo que cualquiera hubiese podido imaginar.”
En algunas zonas se recogen hasta “varios centenares de miles de desechos por kilómetro cuadrado”, escriben los investigadores, quienes basan sus análisis sobre el material recogido por la goleta Tara. Esta nave dejó que sus redes se arrastrasen en vastos sectores del Artico entre junio y octubre de 2013, recuperando los residuos de tamaño superior a 0,5 milímetros. La cantidad total de desechos descubierta es no obstante marginal respecto de la contaminación que existe en el Mediterráneo y en los grandes remolinos oceánicos.

En el Océano Glacial Artico los investigadores estiman que la cantidad total de fragmentos es de entre 100 y 1.200 toneladas, ello aún con un gran margen de error.




Cul-de-sac



Selon les auteurs, les débris qui s’accumulent là, dans les mers glacées septentrionales, sont portés par un bras de la circulation dite « thermohaline » – ce lent courant marin qui transporte les eaux chaudes de l’Atlantique tropical vers l’Europe du Nord. Les zones où ces eaux de surface chaudes se refroidissent et plongent en profondeur seraient, écrivent les chercheurs, comme un cul-de-sac propice à l’accumulation des débris flottant. « Un modèle de circulation océanique que nous avions utilisé en 2012 anticipait que ce serait le cas, mais nous n’avions pas les données pour le vérifier, dit Erik van Sebille. C’est désormais chose faite. »

En 2015, une étude publiée dans la revue Science avait fait grand bruit en estimant à 8 millions de tonnes la quantité de plastique déversée chaque année dans les océans, ajoutant que 80 % environ des rejets ne provenaient que de quelques pays d’Asie (ChineIndonésiePhilippinesVietnamSri Lanka, etc.). « Certains se sont alors demandé s’il était bien utile que les pays européens et les Etats-Unis fassent un effort dans la mesure où l’essentiel de la contamination de l’océan par le plastique ne provient pas de ces pays, raconte Erik van Sebille. Or, nos travaux montrent que les rejets de plastiques provenant d’Europe de l’Ouest et des Etats-Unis sont importants, car ils finissent en partie dans l’Arctique, une zone à la fois biologiquement très productive et d’une grande fragilité car tous les stress qu’elle subit s’ajoutent au changement climatique. »

En outre, la contamination des eaux de surface de l’Arctique n’est sans doute que la partie émergée du problème : une part, pour l’heure impossible à chiffrer, a coulé et gît sans doute sur le plancher océanique. De fait, les débris flottant sur l’océan ne représentent qu’une minuscule fraction, inférieure à 1 %, de la masse totale de plastique introduite dans les mers du globe. Où se trouve cette matière manquante ? A-t-elle coulé au fond des mers ? Est-elle stockée dans la chaîne alimentaire ? Est-elle présente en trop petits fragments pour être ramassée dans les filets des missions d’échantillonnage ? A-t-elle été dégradée par des communautés bactériennes ? Ces multiples questions demeurent largement ouvertes.

martes, 18 de abril de 2017

Une Planète et la Mer - Nuestro Planeta y sus Mares

Publié dans Actualité | Marqué avec  | 

Source: Le Monde   Le 23 mars 2017


Aparte del agitado y a veces trágico andar de nuestro frágil Planeta Tierra, con sus guerras y su pobreza, muchos de los que leen estas líneas prestan atención al Cambio Climático: desertificación, inundaciones, pérdida de cosechas, hambrunas, migraciones, conflictos humanos, guerras. Es decir lo que nos pasa en superficie, podríamos decir. Pero ¿y ese 75 % del Planeta cubierto por mares y océanos?
Por eso hoy quise traerles este artículo en su versión original (francés) y en mi libre traducción al español. La vida surgió de los mares. ¿Podremos sobrevivir sin sus frutos?

Mauricio López Dardaine 

                Une planète à la mer

" La mer est un espace de rigueur et de liberté », écrivait Victor Hugo. En juin prochain, les négociateurs des Nations unies tenteront d’offrir à nos océans un cadre juridique contraignant. Afin d’offrir un avenir durable à notre planète bleue si belle et si précieuse.



Nature and views of landscape Lago Buenos Aires from highway on summer day, Patagonia, Argentina, South America
En juin prochain, les Nations unies se pencheront sur l’état de nos océans. Trente-trois ans après la signature de la Convention de Montego Bay (1982), il s’avère urgent de protéger juridiquement ce vaste territoire (75 % du globe) menacé de toutes parts (pollution, surpêche, extraction des residues Il aura fallu attendre 33 ans (!) pour mettre à jour le cadre légal qui remonte à la Convention de Montego Bay sur le droit de la mer de l’ONU (1982). Celle-ci définissait alors la zone internationale des fonds marins comme « patrimoine commun de l’humanité ». Une zone soumise à un régime spécifique qui exclut toute possibilité d’appropriation privative de ce territoire ou de ses ressources. Du 5 au 9 juin prochains, les Nations unies se mobiliseront autour de la planète bleue. Cinq ans après Rio+20, où la communauté internationale a réellement pris conscience de l’importance des océans (75 % de la surface du globe), les négociateurs s’efforceront de mettre enfin en œuvre l’Objectif 14 du Sommet de la Terre signé en 2012 : « Conserver et exploiter de manière durable les océans, les mers et les ressources marines aux fins du développement durable. »
Sur la table des négociateurs figure notamment le statut spécifique de la haute mer. Un vaste no man’s land défini de manière négative dans l’article 86 de la Convention. Lequel précise qu’il s’agit « de toutes les parties de la mer qui ne sont comprises ni dans la zone économique exclusive, la mer territoriale ou les eaux intérieures d’un État, ni dans les eaux archipélagiques d’un État archipel ».
Un territoire qui se trouve, par ailleurs, hors des contrôles judiciaires nationaux : «C’est pour cette raison que la Convention de Montego Bay est aujourd’hui dépassée, rappelle Julien Rochette, coordinateur du programme Océans et zones côtières à l’Institut du développement durable et des relations internationales (IDDRI). A l’époque, les Etats ne débattaient pas sur les Hautes Mers, tout simplement parce qu’aucune technologie ne permettait d’explorer ces zones lointaines que l’on croyait désertiques. Aujourd’hui, les activités dans ces zones ne cessent de croître et la richesse en termes de biodiversité est connue»
Patricia Ricard, du centre Oceano Paul Ricard, confirme la nécessité de réactualiser au plus vite cette Convention : « La non-régulation de la haute mer constitue un énorme vide juridique qui menace l’ensemble de la planète. C’est dans ces zones qu’ont lieu la majorité des activités minières et des pêches illégales. Nous avons une seule planète, mais un océan bien préservé peut constituer une deuxième chance. »
L’équilibre marin menacé
Aujourd’hui, l’océan produit la moitié de notre oxygène sur la planète. Il absorbe en moyenne 26 % du dioxyde de carbone émis dans l’atmosphère. Et il abrite par ailleurs une biodiversité extrêmement riche : de la plus grande espèce de la planète, la baleine bleue, jusqu’à la plus petite espèce de plancton ou microbe, imperceptible à l’œil humain. La préservation de la bonne santé des océans favorise donc nos efforts d’atténuation du changement climatique et d’adaptation à ses effets.
« Les océans sont à la fois acteurs et victimes du changement climatique. Ils font face à trois types de problème : le réchauffement de la température de l’eau, l’élévation du niveau de la mer et l’acidification de la mer qui réduit la capacité de l’océan à absorber le CO2 et modifie son PH1. Tous ces problèmes ont un impact sur l’équilibre marin », insiste Julien Rochette (IDDRI).
Depuis le début du développement industriel, l’acidité des océans a augmenté de 30 %. Ce qui peut avoir des effets directs sur les organismes que nous consommons – les moules et les huîtres, par exemple, qui fabriquent des coquilles calcaires (au-dessus d’un certain seuil d’acidité, l’eau de mer devient corrosive vis-à-vis du calcaire, la matière dont les squelettes et coquilles sont faits).
L’augmentation de la quantité de déchets dans les océans présente par ailleurs un impact environnemental et économique majeur. On estime que d’ici 2050, il y aura plus de plastiques que de poissons dans nos océans. Aussi les déchets marins sont-ils un véritable danger pour la biodiversité. Les organismes peuvent les ingérer ou se retrouver pris dedans, ce qui a pour effet de les tuer ou de les empêcher de se reproduire.
Pour Charles Hubert Born, professeur à l’UCL, spécialiste du droit de l’environnement, « les données scientifiques sur l’état des stocks de ressources marines sont alarmantes, d’où l’idée de nouvelles négociations à l’échelle internationale. On se rend compte de l’impact de la surpêche, et des techniques de surexploitation minière. »
« Un espace de rigueur et de liberté »
L’urgence est patente, pour les êtres humains, les animaux marins, le climat et même pour les Etats, dont les intérêts économiques ne sont jamais très éloignés de nouvelles négociations. Mais pourquoi donc, si intérêts économiques il y a, les hautes mers ne sont-elles toujours pas réglementées en 2017 ?
Les négociations durent depuis plus de 10 ans et, comme le rappelle l’expert de l’IDDRI, « aucun Etat ne bloque réellement le processus, mais les Etats-Unis ou la Russie ont été longtemps méfiants quant à la mise en place de nouveaux accords, estimant que les juridictions nationales et conventions actuelles suffiraient ».
Pour Charles Hubert Born (UCL), ces réticences s’expliquent aussi par les enjeux économiques qu’impliquent un nouveau cadre : « Un nouveau Traité remettrait en question les droits de pêche, ce qui est un enjeu économique majeur pour des pays en bord de mer, comme la France, l’Espagne, le Japon et les Etats-Unis. »
Néanmoins, la mise à jour de la Convention de Montego Bay passe aussi par la création d’aires marines protégées (AMP), ce qui représente également un enjeu économique. En termes de pêche, par exemple, ces AMP permettent aux stocks de poissons de se renouveler, elles protègent les récifs coralliens où se nourrissent les poissons. Elles génèrent également du tourisme, ce qui entraîne la création d’emploi et contribue à réduire la pauvreté en augmentant les prises de poisson et les revenus, et en améliorant la santé. Ainsi, ces aires marines protégées constituent un autre enjeu majeur en termes de biodiversité. Et au niveau scientifique, elles permettent de réaliser des études d’impact, ce qui est fondamental. C’est, comme le résume Patricia Ricard, « le couteau suisse de la préservation des océans ».
« La mer est un espace de rigueur et de liberté », écrivait Victor Hugo. En juin prochain, les négociateurs des Nations unies tenteront d’offrir à nos océans un cadre juridique contraignant. Afin d’offrir un avenir durable à notre planète bleue si belle et si précieuse.
Camille Delannois 
1 – Le pH (abréviation de potentiel hydrogène) est un paramètre servant à définir si un milieu est acide ou basique.

 Nuestro planeta y el mar

En junio próximo las Naciones Unidas se pondrán a estudiar el estado de nuestros océanos. Treinta y tres años después de la firma de la Convención de Montego Bay (1982), se torna urgente proteger jurídicamente este vasto territorio (75 % del globo terrestre) amenazado desde todos los costados: contaminación, exceso de pesca, extracción [indiscriminada] de recursos marinos…



Del 5 al 9 de junio próximo, las Naciones Unidas se movilizarán alrededor del planeta azul. Cinco años después de Rio + 20 , donde la comunidad internacional realmente tomó conciencia de la importancia de los océanos (75 % del globo terreste), los negociadores se esforzarán de poner finalmente en marcha el OBJETIVO 14 de la Cumbre de la Tierra firmado en 2012: “Conservar y explotar de manera sostenible los océanos, los mares y los recursos marinos en consonancia con el Desarrollo Sostenible.”
Habremos esperado 33 años para poner al día el encuadre legal que se remonta a la Convención de Montego Bay sobre el derecho de mar de la Organización de Naciones Unidas (1982). Aquella definía entonces la zona internacional de fondos marinos como “patrimonio común de la humanidad”. Una zona sometida a un régimen específico que excluye toda posibilidad de apropiación privativa de ese territorio o de sus recursos.
Sobre la mesa de negociaciones figura en particular el estatuto específico de alta mar. Una vasta tierra de nadie definida de manera negativa en el artículo 86 de la Convenmción. El cual precisa que se trata “de todas las partes del mar que no están comprendidas ni dentro de la zona económica exclusiva, el mar territorial o las aguas interiores de un Estado, ni dentro de las aguas circundantes de un Estado archipiélago.
Un territorio que se encuentra, por ende, fuera del control jurídico nacional. “Es por ello que la Convención de Montego Bay está hoy sobrepasada, recuerda Julien Rochette, coordinador del Programa Océanos y Zonas Costeras en el Instituto de desarrollo sostenible y frelaciones internacionales (IDDRI).  En aquella época los Estados no debatían sobre el Alta Mar, simplemente porque ninguna tecnología permitía explorar esas zonas lejanas que se creían desérticas. Hoy, las actividades dentro de dichas zonas no dejan de crecer y la riqueza en términos de biodiversidad nos es conocida.
Patricia Ricardi, del Centro Océanico Paul Ricard, confirma la necesidad de reactualizar la Convención lo antes posible. “La no-regulación de la Alta Mar constituye un inmenso vacío jurídico que amenaza al Planeta Tierra en su conjunto. Es en dichas zonas donde tienen lugar la mayor parte de las actividades mineras y de pesca ilegal. Tenemos sólo un planeta, pero un océano bien preservado puede constituir una segunda oportunidad.”
El equilibrio marino amenazado
Hoy el océano produce la mitad de nuestro oxígeno planetario. Absorbe en promedio el 26 % del dióxido de carbono emitido en la atmósfera. Y protege además una biodiversidad extremadamente rica; de la ballena azul hasta la especie más pequeña de plancton o microbio, imperceptible al ojo humano. La preservación de la salud de los océanos favorece por ende nuestros esfuerzos del mitigación del Cambio Climático y de adaptación asus efectos.
“Los océanos son a la vez actores y víctimas del Cambio Climático. Hacen frente a tres tipos de problemas: el recalentamiento de la temperatura del agua, la elevación del nivel de las aguas y la acidificación de las mismas; esta última reduce la capidad del océano para absorber CO2 y modifica su PH. Todos estos problemas tiene un impacto sobre el equilibrio marino”, insiste Julien Rochette del IDDRI.
A partir el comienzo del desarrollo industrial, la acidez de los océanos ha aumentado un 30 %. Lo que puede tener efectos directos sobre los organismos que consumimos –mejillones y ostras, por ejemplo, que fabrican conchillas calcáreas (por encima de un cierto umbral de acidez el agua de mar se torna corrosiva en relación con las formas calcáreas, es decir de la materia de la  cual están hechos las conchillas y los esqueletos de los seres marinos)-

El aumento de la cantidad de desechos arrojados a los océanos representa además un impacto ambiental y económico considerable. Se estima de aquí al año 2050 habrá más plásticos que peces en nuestros mares. Inclusive los desechos marinos son un verdadero peligro para la biodiversidad. Los organismos marinos pueden o bien ingerirlos o verse aprisionados en su interior, lo que tiene por efecto matarlos o impedirles reproducirse. Para Charles Hubert Born, profesor de la UCL, especialista en derecho ambiental, “los datos científicos sobre el estado de los stocks de recursos marinos son realmente alarmantes, de donde la idea de nuevas negociaciones a escala internacional. No nos damos cuenta del impacto de la sobre-pesca ni de las técnicas que se emplean en sobreexplotación minera.
“Un espacio de rigor y de libertad”
La urgencia es innegable, para los seres humanos, los animales marinos, el clima de la tierra y para los mismos Estados, para los cuales los intereses económicos no están jamás muy lejos de las negociaciones. Pero porque entonces, puesto que este estado en que se encuentran los mares afecta los intereses económicos de los Estados, la alta mar no está aún reglamentada en 2017?
Las negociaciones duran desde hace diez años y, como lo recuerda el experto del IDDRI, “ningún Estado bloquea realmente el proceso, pero los Estados Unidos o Rusia han estado mucho tiempo con desconfianza en cuanto a la puesta en vigencia de nuevos acuerdos, estimando que las jurisdicciones nacionales y las actuales convenciones serán suficientes.”
Para Charles Hubert Born de la UCL, estas reticencias se explican también por las cuestiones económicas que implican un nuevo encuadre: “Un nuevo Tratado pondría en cuestión los derechos de pesca, que es una cuestión económica importante, una cuestión muy significativa para países con litoral marítimo, como Francia, España, Japón y los Estados Unidos”.
No obstante, la puesta al día de la Convención de Montego Bay pasa también por la creación de áreas protegidas (AMP) lo que representa también una cuestión económica. En términos de pesca, por ejemplo, estas AMP  permiten que los stocks de peces se vayan renovando, protegen los arrecifes de coral donde se nutren los peces. Ello a su vez genera turismo, lo que genera empleo y contribuye a disminuir la pobreza aumentando la captura de peces y las ganancias que ello conlleva y significa también una mejora en la salud de las especies marinas y de losseres humanos que las consumimos. Así, estas áreas marinas protegidas constituyes otro desafío mayor en términos de biodiversidad. Y a nivel científico, permiten realizar estudios de impacto, lo que es fundamental. Como lo resume Patricia Ricard:”el cortaplumas suizo de la preservación de los océanos”.
Camille Delannois 

On July 31, 2013 I published the following in this same blog; as you shall see the temperature increase as far as the mean temperature of our oceans is concerned, caused by the absortion of CO2 emissions is also damaging with regard to global ports, cost-line populations and global trade. Here bellow what was published in 2013:

Source:  United Nations ECE/TRANS/WP.5/2013/2; Group of Experts on Climate Change Impacts and Adaptation to International Transport Networks


 “…Climate change (e.g. mean sea level rise, warmer water temperatures, higher intensity of storms and storm surges and potential changes in the wave regime) may severely impact coastal infrastructure and services, such as ports and other coastal transport hubs and networks. Daily port operations can be directly influenced by storm surges and backwater, resulting in port closures. Recent studies have assessed the population and assets exposure of 136 port cities with more than one million inhabitants, finding that tens of millions of people and assets with a value in excess of United States dollars 25 billion may be exposed to coastal flooding by 2050. Coastal inundation will have significant impacts on coastal transportation infrastructure by rendering it unusable for the flood duration and significantly damaging terminals, intermodal facilities, freight villages, storage areas and cargo and, thus, disrupting intermodal supply chains and transport connectivity for longer periods. Ports, which form key-nodes in international transport networks and link international supply-chains, will be particularly impacted, due mostly to the long life-time of their key infrastructure, their exposed coastal and/or estuarine location, and their dependence on trade, shipping and inland transport that are also vulnerable to climate change… “