¿Es el exportar argentino sólo una cuestión de
costos?
Por Mauricio López Dardaine
Siguiendo nuestra
tradición de hacerles llegar estos mensajes en no muchos párrafos, vamos a
resumir lo más posible aquello que venimos comentando desde hace unos ocho años
y escribiendo en nuestro blog desde
2012.
En 2010, fue en la
Argentina -casi en paralelo con Chile- donde nuestra industria vitivinícola se
puso a hacer las primeras mediciones de Huella de Carbono. Los de ustedes que
siguen el tema nos habrán escuchado decir muchas veces que la
Huella de Carbono de un Producto es la medición de la
sumatoria de las emisiones de gases de efecto invernadero [1].
Si las medimos “desde la cuna hasta la tumba”, debemos tomar desde la emisiones
asociadas con las materias primas (en el caso del vino hablaríamos del cultivo de la vid), el transporte de
dichas materias primas hasta el lugar de procesamiento, las emisiones que se
generan durante la producción del bien, durante su envasado, su transporte al puerto de embarque, las
emisiones asociadas hasta que el bien llega al puerto de destino, las ligadas a
su distribución en el lugar de destino, a su comercialización, sin dejar de
lado el tratamiento final de sus desechos/envases o su reconversión (el caso
más difundido de reconversión es el de las botellas de PET para bebidas
gaseosas).
En el caso del vino, un grupo de alumnos de la
Universidad Católica de Cuyo[2]
realizó en San Juan[3]
la medición de la huella de carbono, entre otros productos, del vino tinto de
una bodega -en base al Protocolo GEI, midiendo las emisiones de un año
calendario, primera medición que luego sirve como base de comparación anual- Y midieron las emisiones anuales de las siguientes
etapas:
|
VINO TINTO EMISIONES GEI
|
1
|
cultivo de la vid
|
2
|
cosecha y acarreo
|
3
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lagares
|
4
|
molienda
|
5
|
fermentación
|
6
|
prensa
|
7
|
clarificación
|
8
|
filtrado
|
9
|
almacenamiento
|
10
|
envasado
|
11
|
carga y distribución mayorista
|
12
13
|
carga y distribución minorista
consumo/destino final (de desechos y envases)
|
|
Hace pocos días el
Ministerio de Agroindustria organizó un taller sobre la situación
de la industria de alimentos y bebidas respecto de los requisitos ambientales
de mercados externos. Resulta muy interesante su resumen sobre el estado de
situación de los diversos sectores productores (no sólo de alimentos y bebidas)
al respecto. Aquí debajo tal síntesis, que es de por sí elocuente.
LAS EMPRESAS
EXPORTADORAS Y LA CERTIFICACION – ESTADO DE SITUACION
Atraso
Sectores:
Manufactura y ciertos Sectores de Alimentos-PYMES.
Muchas empresas proveedoras de empresa importantes no han logrado, al menos,
certificaciones internacionales. No conocen otras certificaciones que podrían beneficiarlos:
Ciclo de Vida, Eficiencia Energética, otras.
Estancamiento
Sectores:
Energía, Automotriz,
Químico y Petroquímico, Minero y otros: Mantienen el mismo tipo de certificaciones internacionales
desde hace aproximadamente 15 años. No hay nuevos tipos de
certificaciones.
Liderazgo
Sector
Agricultura: Mejores
prácticas de producción (no reconocidas internacionalmente).
Sector
Biocombustibles: Más de 50 industrias con Certificación ISCC en
cumplimiento de la Directiva Europea EU-RED 28/2009 [un sector que hoy,
no obstante, enfrenta serios problemas
de exportación].
Pareciera que, en la Argentina, no muchas instituciones
empresarias han seguido el ejemplo de COPAL[5],
ese estimular, acompañar y apoyar a sus socios -en especial a aquellas pequeñas
y medianas empresas del sector que exportan o quieren exportar- para medir la
Huella de sus principales productos exportables. Dice COPAL al respecto[6]:
“…La huella de carbono es un indicador que registra la cantidad de emanaciones de
Gases de Efecto Invernadero (GEI).
Esto se mide en emisiones de Dióxido
de Carbono (CO2) [equivalentes] que se emiten durante el ciclo de vida de un producto, comenzando desde las materias primas utilizadas hasta
la disposición final de sus desechos, lo que se conoce como el concepto
“de la cuna a la tumba”.
Esta concepción involucra no sólo a la empresa que elabora un determinado bien, sino también a
toda su cadena de proveedores.
La industria de alimentos
y bebidas está analizando la medición de la huella de carbono, como
una oportunidad para mejorar la
competitividad de sus empresas en la
apertura de nuevos mercados. Al mismo
tiempo, puede
ser una herramienta útil
para enfrentar las cuasi barreras
para-arancelarias existentes en distintos destinos.
Algunos sectores asociados a COPAL‐ Coordinadora de las Industrias de Productos Alimenticios‐,
como el vitivinícola y otras empresas de diferentes rubros, han comenzado a profundizar el tema,
en busca de un posicionamiento que les permita alcanzar los objetivos descriptos.
Conocer la huella de carbono generada a lo largo de una cadena productiva, permite identificar
las posibilidades de reducción de emisiones, y al mismo tiempo disminuir el gasto energético.
También es una ayuda para evaluar la
evolución de la organización, y así
distinguirse de la competencia con estrategias
comerciales, basadas en una conducta
ambiental sólida y
transparente. Esto, que es conocido como “ecoeficiencia”, es útil para enfrentar los desafíos del
comercio exterior desde una posición más ventajosa.
Una de las herramientas importantes para la reducción de los gases de efecto invernadero es, en
muchos países, fundamentalmente en la Unión Europea, la Ley
de Envases y Embalajes. …“
Visto las conclusiones del taller de referencia, la
exportación argentina parece atrasar bastante si es que realmente quiere
insertarse en los mercados dispuestos a pagar un plus por productos ambientalmente sostenibles.
¿No
habrá llegado la hora de seguir los pasos de COPAL?
[1] Un gas de efecto invernadero (GEI)
es un gas atmosférico que absorbe y emite radiación dentro del
rango infrarrojo. Este proceso es la fundamental causa del efecto
invernadero. Los principales GEI en la atmósfera terrestre son el vapor
de agua, el dióxido de carbono, el metano, el óxido de nitrógeno y el ozono. (Wikipedia) [Pero no los únicos]
[3] El método para la
estimación de Huella de Carbono [que utilizaron para este trabajo] se basa en
la metodología del “Green House Gas Protocol” (GHG Protocol). El GHG Protocol [Protocolo
GEI] es el resultado de una iniciativa
impulsada por ONGs, gobiernos, el World Resources Institute (WRI) y el World
Business Council for Sustainable Development (WBCSD). Esta iniciativa fue
lanzada en 1998, con la misión de desarrollar estándares internacionalmente
aceptados de contabilización e informe de GEI para instituciones y promover su
amplia adopción.
[4] Fuente:
Ministerio de Agroindustria – Argentina, presentación Análisis de Ciclo de Vida
y Huellas Ambientales, herramientas para mejorar la sustentabilidad de los
productos, taller sobre la situación de la industria de alimentos y bebidas
respecto de los requisitos ambientales de mercados externos organizado por el
Ministerio de Agroindustria; 6 de noviembre de 2017; tomado de parte de
material proporcionado por C.E.R.A.
[5] COPAL: Coordinadora
de las Industrias de Productos Alimenticios
[6] Autor: Wenceslao Luiggi Arias,
Presidente del Departamento de
Política Ambiental y Sustentabilidad
COPAL
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