lunes, 3 de septiembre de 2012

Estrategia - el eje se ha corrido

Estrategia: el eje se ha corrido

Por Mauricio López Dardaine


M
e ha tocado esta semana que termina asistir a dos reuniones que se ocuparon, desde distintos ángulos, del Asia-Pacífico y de nosotros los operadores de comercio exterior que habitamos la región de América Latina y el Caribe[1].

No voy a detenerme en este breve comentario en las cifras que todos aquellos ligados al comercio exterior conocemos bien. Sí quisiera llevarlos a que dediquemos un momento a pensar en el cambio de estrategia necesario para enfrentar y aprovechar las tendencias de esta nueva era[2] que se ha iniciado.

Porque o bien nos abocamos a diseñar una estrategia en serio (cosa que evidentemente nos cuesta bastante a muchos de los latinoamericanos y a los argentinos en particular) o seremos arrastrados por las tendencias, como ocurre en la actualidad, con el riesgo de que cuando cambien los vientos nos quedemos colgados del pincel, que es el escenario “estratégico” que uno puede vislumbrar hoy, y no sólo para la Argentina.

Para señalar lo obvio, empecemos por el corrimiento del eje del comercio del Atlántico hacia el Pacífico. Hay países de nuestra región, como Chile y Perú, que han tomado nota desde tiempo atrás de este hecho. Son aquellas naciones que en los últimos años han cerrado más acuerdos de libre comercio con el Asia-Pacífico.

Si bien estos acuerdos entre ambas regiones son  relativamente   recientes[3], la actividad en este terreno aumenta continuamente.  En  promedio,    entre     2004    y 2011  entraron en efecto dos acuerdos al año,

“y  en   enero de   2012 había un total de 18 acuerdos en vigor. Es indudable que este número seguirá creciendo  ya  que  se han  suscrito  cuatro   nuevos    acuerdos    de comercio que están a la espera de ser implementados, se están negociando ocho, y se    han   propuesto   otros 11. Si se da por supuesto que  los cuatro acuerdos    en       espera de   implementación,  y los ocho    en    etapa     de negociación se concretarán antes de finales de la década, en 2020 habrá en vigor un total de 30 TLC[4] entre ambas regiones.

“En ALC[5] han encabezado este proceso: Chile (seis acuerdos); Perú (cuatro) y Panamá (dos). En Asia lo han hecho:  Taipei-China (cuatro acuerdos); Singapur (tres); la República Popular China (tres); India (dos); Japón(dos)”.

No se trata por cierto de que países como la Argentina y el Brasil, o el Mercosur en su conjunto, decidan lanzarse a negociar ya un acuerdo de libre comercio con China, como China ha propuesto recientemente. Las economías de la Argentina y el Brasil son manifiestamente distintas de las de Chile y Perú. El esquema arancelario del Mercosur evidencia esa gran diferencia de infraestructura productiva.

No obstante, la fuerza de las tendencias que marca el surgimiento de las naciones más activas del Asia-Pacífico, ha creado una corriente que, en base a una planificación muy estudiada de parte de países como China en especial, ha significado que naciones como la Argentina estén cada vez más volcadas al cultivo de la soja. Y que Brasil inclusive haya visto en años recientes una tendencia al aumento de la porción de su economía dedicada a la elaboración  de comodities, en detrimento de su desarrollo industrial.

En teoría de la decisión existe ese estadio conocido como decisión por indecisión. Se refiere a aquellas decisiones que otros, o las circunstancias, toman por nosotros. Esto ha ocurrido en la Argentina con respecto a la no


planificación del futuro de nuestro comercio exterior. Siendo hoy la soja el único elemento que nos augura algún tipo de futuro, la decisión por indecisión, nos ata a la planificación de países que han pensado su futuro, en particular China.

¿No habrá llegado el momento, señores exportadores, señores empresarios argentinos, señores gobernantes, en que juntos nos pongamos a decidir nuestro propio futuro?

Sin procurar torcer tendencias que tienen una fuerza innegable, pero sí decidiendo cómo mejor adaptarnos a ellas, sin tener que caer en la elaboración de un mono-producto como única forma de vida.

*    *    *


[1] “El nuevo escenario del comercio exterior argentino” en la Cámara Argentina de Comercio, y “Asia y Latinoamérica en la búsqueda de una asociación para el desarrollo” en el BID-INTAL.


[2] Jorge Castro, en la CAC, nos habló de la nueva revolución industrial, una de fábricas que se asemejan más a laboratorios, pero que ha revertido la participación declinante de la industria en el PIB mundial. Dice Castro que esta nueva revolución industrial dejará al nivel de un poroto aquella de fines del siglo XVIII y principios del XIX. Este movimiento se ha iniciado y crece con fuerza a pesar de la crisis financiera internacional. Y ha de implicar sin duda alcanzar niveles educativos que en la Argentina hemos dejado atrás hace mucho tiempo, pero que no obstante podríamos adquirir en uno o dos lustros en base a la calidad de recursos humanos con que aún contamos. [Siempre que estemos dispuestos a querer tener un futuro].
[3] “Asia y Latinoamérica en la búsqueda de una asociación para el desarrollo”, Capítulo 2, trabajo conjunto del Banco Interamericano de Desarrollo y del Instituto del Banco de Desarrollo del Asia.
[4] TLC: tratados de libre comercio
[5] ALC: América Latina y el Caribe

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