miércoles, 26 de septiembre de 2012

Proteccionismo & algo sobre Huella de Carbono

¿Hacia un mundo más proteccionista?

Y algo sobre la Huella de Carbono

Por Mauricio López Dardaine


S
e escuchan por todos lados apelaciones que nos invitan a evitar crear nuevas barreras al comercio exterior. Pero desde que estalló la crisis, una inestabilidad que tiende a prolongarse, por todos lados los hechos parecen moverse en dirección contraria a los discursos.

Mientras se denuncian las dificultades para importar, los mismos países denunciantes desencadenan mecanismos que dificultan la competencia externa. Este tipo de medidas se ajustan, en muchos casos, a la letra de lo firmado ante la OMC, no así a su espíritu.

Los Estados Unidos, por citar sólo un ejemplo de estos días, ya en los tramos finales de su campaña electoral, han reaccionado con inusitada fuerza frente a los aumentos arancelarios puestos en vigencia por el Brasil; incrementos éstos que están en armonía con las tendencias que se observan en el Mercosur.

Pero no sólo de tarifas aduaneras viven los países que buscan proteger sus mercados ante la declinación de la demanda interna. Desde hace unos años la protección de la salud y el ambiente (imposible pensar en causas más nobles) sirven también, en ocasiones, para crear obstáculos un poco más sutiles. Cambio Climático y Comercio no son mutuamente neutros. Como todos sabemos, los procesos productivos que dan origen a los bienes objeto del comercio mundial, pueden ser más o menos “limpios”. Ello en función de los gases de efecto invernadero[1] que se emiten para crear sus materias primas, para transportarlas, para transformarlas en bienes, para envasar dichos bienes y  transportarlos a su vez hasta el lugar (cercano o lejano) donde serán distribuidos y vendidos. A ello se le agregan los gases de efecto invernadero asociados con el procesamiento final de los desechos que esos mismos bienes originan. La denominada “Huella de Carbono del Producto”, medida desde la “cuna” hasta la “tumba”, es decir tomando en cuenta el proceso de la A a la Z, expresa en unidades equivalentes de CO2, cuán “limpia” o cuán “sucia” es toda la transformación sufrida desde el punto de vista del Cambio Climático.

Ello es motivo de medición y etiquetado, muy comprensible desde el punto de vista de la salud del consumidor como individuo y del Planeta Tierra en su conjunto. No por ello es este parámetro menos una valla que deben franquear cada día en mayor medida los exportadores que venden al mundo.

Así como puede verse como una suerte de barrera “ambiental”, puede considerarse a su vez una ventaja competitiva para quienes ostenten una huella de carbono moderna, es decir más limpia que la de sus competidores del resto del mundo. Los productores de vinos argentinos (y chilenos) han comenzado desde hace un tiempo a tomar muy en cuenta este parámetro para su accionar en el competitivo mercado internacional del vino.

Y como todo indica que no habrá menos sino más proteccionismo, bajo diferentes formas, parece llegada la hora de ocuparse seriamente de la particular matriz de gases de efecto invernadero de nuestro principal producto de exportación.

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[     1]  dióxido de carbono (CO2); metano (CH4); óxido nitroso (N2O)
h        hidrofluorocarbonos (HFC);
p        perfluorocarbonos (PFC);
h hexafluoruro de azufre (SF6).

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