miércoles, 29 de junio de 2016

Las cuestiones que pesan en el comercio exterior - La brecha teconógica

La situación de la Unión Europea es sin duda muy preocupante. El terrible atentado perpetrado en Estambul nos angustia a todos; los que hemos pasado por ese aeropuerto en tiempos recientes podemos ver, imaginar, el horrendo caos en el "ojo" de nuestra mente. En los dos extremos de la Unión, primero el "Brexit", sólo unos días después sólo la muerte. Nuestro corazón está junto a las víctimas y sus allegados, que en cierta medida somos todos aquellos que aspiramos a vivir en paz, cualesquiera sean nuestras respectivas creencias.


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En nuestra región de este agitado planeta, podemos ocuparnos de cosas menos dramáticas. Pero cuestiones importantes aunque, por suerte, diferentes.

Quisiera decir que nos inspiramos en la serie de análisis que viene realizando el BID-INTAL en estos últimos tiempos. Se trata de la relación entre China y América Latina. No pretendemos emular los profundos papers del BID-INTAL, no tenemos ni los recursos ni el talento necesarios. 

Sí nos gustaría dejar planteado el tema en trazos muy gruesos, para de a poco ir incorporando elementos que nos permitan profundizar en esta materia tan importante para el futuro de nuestro comercio, en especial ahora que la Argentina comienza a mirar más seriamente también hacia el Pacífico.

En los 2000 los exportadores de productos básicos de nuestra región concentraron sus exportaciones en cuatro bienes: cobre, soja, mineral de hierro y petróleo en dirección a  China. China crecía a tasas de dos dígitos y no había que preocuparse entonces por agregar valor a los frutos de nuestra tierra. Los precios de esas commodities tenían niveles sin precedentes cercanos, basados en ese crecimiento de dos dígitos.

China había transferido mano de obra de niveles casi nulos de productividad de su árido oeste a las zonas más pobladas del oriente de su extenso territorio. Para decirlo muy simplemente: ello permitió un aumento considerable de la productividad que contribuyó notablemente a esos dos dígitos de tasa de crecimiento anual. Pero no hay bonanza  que dure cien años, y como dijo un premio Nobel de economía muy conocedor de dicho país, Edmund  Phelps: "este movimiento de masas sólo puede hacerse una vez [del oeste al oriente]". "La oportunidad [de China] para enormes ganancias ha sido agotada. Los frutos del árbol que estaban más cerca del suelo ya fueron cosechados". ¿Podríamos decir lo mismo de esta década pasada para nuestra América Latina? 

Para asegurar su futuro China apuesta hoy a una fuerte inversión en Investigación y Desarrollo de punta. Los bienes que va a requerir en el futuro serán diferentes, más elaborados, con tecnología de punta incorporada.

He aquí el reto que enfrenta una región que vivió de la bonanza de las materias primas con elevados precios durante varios años:
desarrollar productos con mayor valor agregado a la vez que buscar ir cerrando la brecha tecnológica.

No hay razones para no poder dar dicho salto cualitativo.

Pero se requiere una voluntad política que no todos los dirigentes latinoamericanos han evidenciado en tiempos recientes.  En la Argentina soplan vientos de cambio. ¿Será suficiente?

Ayer, en una de las reuniones del INTAL más interesante a la que hemos asistido [y el INTAL en general hace reuniones muy interesantes], Sergio Bitar, que entre otros cargos fue Ministro de Educación de Ricardo Lagos en Chile, apuntó al gran déficit de nuestra región: nuestra incapacidad de pensar sistemáticamente, como cuestión de Estado, en el largo plazo. En un largo plazo enraizado en el devenir del corto plazo. Citó el ejemplo, que mucho citamos pero no seguimos, de Finlandia, cuando después de la disolución de la Unión Soviética hubo de repensarse como país. Y por cierto puso el énfasis en la EDUCACIÓN.

China está elaborando nuevos planes para ésta su nueva etapa, que apuntan al 2050. ¿Dudamos porqué se ha convertido ya en potencia mundial?

Seguiremos estudiando está cuestión estratégica, y les iremos trayendo nuevos comentarios al respecto. Aquí apenas hemos hemos empezado a arañar la superficie más visible.

Mauricio López Dardaine

Luego de escribir lo anterior, hemos seguido leyendo "Las claves para renovar  la convergencia entre Latinoamérica y China" del INTAL. También la preparación de capítulos de trabajos  que Naciones Unidas está elaborando con decenas de colaboradores altamente calificados sobre los Objetivos de Desarrollo Sostenible -ODS- y la tecnología. La cuestión de la brecha tecnológica no sólo se refiere a la adaptación de nuestra América Latina y el Caribe a esta nueva etapa de desarrollo de China. Se refiere de manera más integral a la posibilidad de cumplir con los ODS a los que nos hemos comprometido como Países Miembros. Pero no se trata de un compromiso hacia afuera, sino de uno  para con nuestros sectores menos favorecidos,  para aquellos que se han empobrecido por la aplicación no eficiente de recursos. La tecnología forma parte en muchos casos de los ODS, o está subyacente en los casos en que no se la menciona de manera específica. No hay desarrollo tecnológico o uso eficiente de tecnología no autóctona sin un compromiso de los partidos políticos, gobernantes y de oposición, respecto de una política de Estado al respecto. Ha habido en esta transición democrática argentina un buen paso en dicha dirección. Pero el  camino a recorrer es muy largo aún, porque nuestra Argentina y nuestra Región vienen cabalgando desde atrás, y quizás se requiera no un TGV,  pero sí un tren con vías en debidas condiciones (que no siempre es el caso de nuestras tierras). Vamos a seguir volviendo con este tema; en última instancia es un tema indispensable, si es que creemos en un desarrollo con equidad.

MLD

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