martes, 8 de octubre de 2013

¿Exageran los ambientalistas? Do environmentalists actually exaggerate?

¿Exageran los ambientalistas?

Por Mauricio López Dardaine


Como la mayoría de ustedes saben soy ingeniero industrial, vengo del lado de lo que algunos llaman “ciencias duras”, y entré al mundo del Desarrollo Sostenible recién en 1999, hace relativamente poco en comparación con gente que ha dedicado su vida a estudiar estas cuestiones, estas líneas de interacción entre la Naturaleza y el Hombre.

Y alguien muy cercano a mí, y que merece mi profundo respeto, me decía anoche que los ambientalistas tienden a exagerar con sus demandas de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, como si no hubiese en este mundo cosas prioritarias como la pobreza y el hambre. Y me decía, con no poca razón, que esa presunta exageración creaba resistencia en aquellos ciudadanos que no están tan al tanto del Efecto Invernadero, el Calentamiento Global y el Cambio Climático.

Y entonces anoche me quedé pensando mucho en esto, que no es un asunto para nada menor. ¿Se trata de exageraciones? ¿Es cuestión de la forma de comunicar estos fenómenos climáticos y la causa de los mismos? ¿Son ambas cosas a la vez?

¿Se exagera acaso para inducir a la acción? ¿Hay que preocuparse realmente porque la temperatura media de la Tierra aumente unos grados más o menos a causa de la actividad humana, una actividad humana que busca el bienestar a través del desarrollo? ¿No debemos estar centrados en -a través de ese desarrollo- desterrar la pobreza y desterrar el hambre?

En estos días me he puesto, armado de tiempo y de mucha paciencia, a leer y entender el informe de Estocolmo: “Quinto Informe de Evaluación (2013)” elaborado por el Grupo de Trabajo I del IPCC (el Panel de Expertos sobre Cambio Climático), presentado en septiembre de este año. Trabajo de colaboración científica que se adiciona al Cuarto Informe (AR4), publicado en 2007. Está en Internet, y cualquiera que se interese puede leerlo completo o limitarse a sus conclusiones. Son 2216 páginas, y no todos tenemos ese tiempo. Por ahora mi lectura se ha limitado a entender cómo se ha ido elaborando el informe y qué grado de valor estadístico atribuye el Panel de Expertos a las distintas conclusiones que de él surgen.

Algunas cosas coinciden con hechos que son comprobables en diversas regiones del mundo, en especial para aquellos que hemos vivido un poco más que un par de décadas.

Por ejemplo: el marcado retroceso de los glaciares, la disminución de la capa de hielo que recubre Groenlandia e isla cercanas, efectos similares que se producen en la Región Antártica, desertificación de zonas que antes eran aptas para la agricultura, o el fenómeno opuesto de intensificación de precipitaciones en otras regiones, con su mezcla de consecuencias graves y de ciertos efectos benéficos. Una mayor frecuencia de tornados y huracanes, inclusive en regiones donde hasta hace poco no ocurrían fenómenos de este tipo o de esta magnitud. Los argentinos hemos vivido este mismo año  inundaciones de efectos sin precedentes.

En la medida en que avance con la lectura de esta Quinta Evaluación del Clima de la Tierra 2013, procuraré ir transmitiéndoles algunas de las conclusiones del vasto informe.

No parece, al menos a priori, que los ambientalistas estén exagerando realmente. Inclusive pareciera ser que, si lográsemos de alguna manera, mediante acuerdos regionales sensatos, mitigar los efectos de las emisiones de gases de efecto invernadero, contrarrestando, por ejemplo, la desertificación (asociada con la tala de bosques y el avance de alto costo de la frontera agrícola), estaríamos trabajando simultáneamente para mejorar las condiciones de alimentación de muchos millones que padecen hambre y mejorando el nivel de vida de tantos que viven en la pobreza.

Hay sin duda un camino convergente que ciudades y países enteros están siguiendo, la Ciudad de Buenos Aires es una de esas ciudades, donde se combinan desarrollo y cuidado eficaz del ambiente. Es ésta la senda que podemos transitar si nuestra prioridad es la disminución, y eliminación, de la pobreza y del hambre. Ello en estrecha relación con la Educación indispensable para poder acompañar estos cambios; y parte de educarnos es conocer mejor este nexo entre la Naturaleza y el Hombre.

De ahí el sentido de nuestro modesto aporte de hoy.

Do environmentalists actually exaggerate?

Mauricio López Dardaine

As many of you know, my background is one of industrial engineering, and I have in fact entered the realm of Sustainable Development rather late in life, in 1999, compared with people who have dedicated their whole lives to this crossroad of Man and Nature.

And last night, someone who I do respect indeed, asked me whether environmentalists are not actually exaggerating with regard to green-house gas emissions and their effect with reference to Global Warming and Climate Change.

I have devoted the last few days to reading (this means in fact beginning to read the 2,216 pages of) the IPCC – WGI Fifth Assessment Report, presented in Stockholm in late September of this year.

Let me quote just a few sentences from this huge common endeavour by well-known world scientists under the Intergovernmental Panel on Climate Change:

“Continuing the trends reported in AR4 [the Fourth Assessment issued in 2007], there is high confidence that the Artic Sea ice extent (annual multiyear and perennial) DECREASED over the period 1979-2012”.

“The rate of annual DECREASE was very likely between 3.5 and 4.1 percent per decade.”

It also states that glaciers world-wide have continued to SHRINK since [the previous -2007- assessment] AR4.

In our part of South America we are witnessing storms with winds of 180 km per hour, unknown up till now in the outskirts of cities such as Buenos Aires. To say nothing of the 2013 exceptional floods that devastated areas of the city of La Plata (the capital of the Province of Buenos Aires). The glaciers that have continued to shrink we can witness in Patagonia. These are things that happen or have occurred very close to our home ground.

If one is concerned with hunger and poverty, there exist today converging paths to deal with green-house gas emissions and development, in a sustainable sort of way. Cities (such as Buenos Aires) and whole countries, are today following this kind of paths. Together with the necessary EDUCATION to enable us to both understand what is at stake and enable us to contribute to win-win solutions. One way of educating ourselves is learning more about Global Warming, being thus a little more open towards sustainable means of attaining our development goals. This is the meaning of this modest contribution.    
 

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