martes, 27 de noviembre de 2012

Ajuste al Carbono en Frontera con un ejemplo práctico

Ajuste de carbono en frontera

En palabras bastante sencillas

Mauricio López Dardaine


Digo en palabras bastante sencillas, porque esto del Ajuste de Carbono en Frontera realmente tiene sus vueltas. Para la parte fundamental me baso en el muy buen documento de IISD, liderado por Aaron Cosbey, y en el cual trabajaron Susanne Droege, Carolyn Fischer, Julia Reinaud, John Stephenson, Lutz Weischer and Peter Wooders. De noviembre de este año. Border Carbon Adjustement Guidance, que mucho les recomiendo leer.

Voy a intentar comentárselos con un caso simplificado ( y -en cierta medida- hipotético) de una empresa argentina (pero que puede ser también el de una firma brasileña, colombiana, chilena o mexicana) que fabrica polietileno de muy buena calidad y que ha vendido este producto con éxito desde 1998 a clientes ubicados en Francia, Alemania y Finlandia para usos especiales, lo que le permite hoy aprovechar un nicho europeo que la compañía argentina ha desarrollado con mucho esfuerzo, en base a alta calidad y a un precio competitivo.

Pero ocurre que un buen día de 2012 o de 2013, al llegar al puerto de destino en el norte de Europa no le permiten hacer el despacho aduanero… Salvo que pague una tasa al carbono en frontera de X euros por tonelada (esto es algo que ya ocurrió con otro producto de origen argentino).

¡Enorme desconcierto! Consultan que vuelan a lo largo de la cadena logística. Al cabo de algunas horas de febriles comunicaciones surge la explicación: Alemania y Finlandia han puesto en vigencia un Régimen de Ajuste de Carbono en Frontera. Y este régimen, en su primera etapa, afecta a los exportadores (y protege paralelamente a los productores alemanes y finlandeses) de: cemento, papel, soda cáustica y polietileno.

¿En qué consiste el régimen?   En la aplicación de una tasa al carbono función de las emisiones calculadas de gases de efecto invernadero de los procesos de elaboración de cemento, papel, soda cáustica y polietileno, según los países de origen de dichos productos. Entre estos países se encuentran, en este ejemplo, la Argentina, el Brasil, Colombia, Chile y México.

Vamos a seguir la parte pertinente de la definición del documento “Border Carbon Adjustment Guidance” mencionado al principio.

Un ajuste de carbono en frontera es una medida aplicada a productos comercializados que procura que sus precios en los mercados de destino reflejen los costos en que hubieran incurrido si hubiesen sido regulados bajo el régimen de emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) del mercado de destino.

“El ajuste puede aplicarse tanto a importaciones como a exportaciones. En el caso de las importaciones el cargo reflejaría las emisiones de GEI asociadas con el bien importado y el precio de las emisiones vis à vis productos comparables en el mercado de destino…”

En palabras un poco más sencillas: digamos que para producir 100 toneladas del polietileno en cuestión, en la Argentina se emiten, por ejemplo, X toneladas de CO2, y que en Finlandia se emiten X – 5 toneladas de CO2 y en Alemania X – 7 toneladas de CO2 por cada 100 toneladas de dicho plástico.

Simplificando mucho las cosas entonces: cuando el producto argentino llega al puerto del norte de Europa, la tasa que se le aplica es proporcional a esas 5 ó 7 toneladas adicionales de emisiones de CO2 que los regímenes de Finlandia y de Alemania han calculado que se asocian con el polietileno argentino vis à vis lo que sucede en sus países.

¿Podemos evitar tributar esa tasa que nos saca de un mercado que tanto nos costó ganar?

Aquí viene la necesidad de abocarse a aquello que venimos predicando desde principios de 2010, y que mucho de ustedes recordarán que parecía entonces (visto desde el Cono Sur) un cuentito para empresas de otras latitudes.

Se trata pues de medir la Huella de Carbono del proceso de producción de polietileno en cuestión. Realizar las inversiones y los ajustes necesarios para contar con un proceso más limpio. No sólo se reducirán así emisiones de CO2 propiamente dicho y de CO2 equivalente, sino que se reducirá el costo energético de todo el proceso. Al concluir las reformas será necesario medir la nueva Huella de Carbono, hacerla certificar por una entidad reconocida por la Unión Europea. Presentar luego dicho certificado a nuestros clientes en Francia, Alemania y Finlandia, para que ellos a su vez lo presenten, según corresponda, a las aduanas de entrada y a quienes los respectivos Regímenes de Ajuste de Carbono en Frontera indiquen en su reglamentación.

Comento para cerrar algo que ya me habrán escuchado decir varias veces: en la Argentina, la industria exportadora de vino, así como la de golosinas, entre otras pioneras, comenzaron sus experiencias de medir sus respectivas Huellas de Carbono ya en el año 2010.

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