jueves, 6 de diciembre de 2012

Cambio Climático - un ejemplo prestado

Cambio Climático

Pidiendo prestado un ejemplo

Mauricio López Dardaine


Ayer, en COP 18 – Atascados en Doha, les traía la visión de la Deutsche Welle sobre las bajas expectativas que existen hoy de que pueda llegarse a un acuerdo multilateral que sea realmente conducente. La asociación de ideas con otro Doha, el de las rondas del comercio internacional, en el marco de la OMC, que arrancaron también allí en el año 2001, quizás pueda a ayudar a pensar en caminos alternativos.

Los que siguen estos comentarios desde hace un tiempo dirán, con razón, que no es la primera vez que esbozo esta idea. Cuando las soluciones perfectas no son viables, al menos no son practicables a tiempo para evitar las catástrofes, no parece lícito que los países que están decididos a hacer lo necesario se queden esperando que aquellos que ponen sus intereses de corto plazo por delante, amparados en “mágicas” anteojeras, se vean forzados a actuar.

La iniciativa de Doha de la OMC ha fracasado, posiblemente por razones no tan diferentes: intereses económicos de corto plazo y una falta notable de liderazgo a nivel internacional (si mis colegas especialistas en comercio me perdonan el ser tan simplista). Pero como el comercio mueve al mundo desde, por lo menos, la era de los fenicios, las naciones que han apostado al progreso fueron buscado, a medida que el impulso inicial de 2001 se iba frenando, acuerdos bilaterales y pluri-laterales como alternativa a la solución multilateral de fondo. Quizás en nuestros días el Acuerdo de Asociación Trans-Pacífico sea la más vital demostración de lo que pueden hacer los países que no quieren detener el progreso de sus pueblos.

Ahora bien, cabe preguntarse si ¿en ausencia de una lucha decidida contra los efectos nefastos para nuestro planeta del Cambio Climático, como han perseguido ya 17 COPs anteriores, tiene sentido práctico seguir actuando solamente para el desarrollo del comercio? Porque vamos a encontrarnos con un comercio internacional floreciente, pero paralelamente con un planeta tan devastado donde habrá cada vez menos clientes.

Entonces, en la eventual ausencia de un acuerdo multilateral de cumplimiento obligatorio, será necesario ir logrando acuerdos bilaterales y pluri-laterales. Dicen que la necesidad tiene cara de hereje, y hemos vivido en nuestra Ciudad de Buenos Aires, no tan Autónoma parece, uno de esos choques con la realidad ambiental que pudo ser evitado pero que no lo fue: me refiero a la basura. Y los adversarios políticos, enfrentados con la realidad, se sentaron a la mesa y trazaron planes y acuerdos con el fin de acelerar lo que ya no podía demorarse. El medio ambiente ciudadano estará agradecido a los dirigentes que eligieron el diálogo y a todos aquellos trabajadores que contribuyen día a día a encaminar uno de los mayores problemas que tiene toda ciudad desde el punto de vista ambiental y económico.

Como ingeniero preocupado por estos temas, hubiese preferido que se actuase con tiempo, pero creemos, parafraseando a Sarmiento, que es mejor hacer las cosas a los apurones que no hacerlas.

¿Se sentirán los ministros reunidos  hoy en Doha entre la espada y la pared -como en realidad lo están- o deberemos esperar que se produzcan aún mayores catástrofes, sequías y hambrunas para que tengan que reunirse de urgencia, como lo hicieron anteayer quienes decidieron cortar el nudo gordiano de la basura porteña?

Como el ser humano tiene formas curiosas de usar la inteligencia que Dios nos ha dado, imaginamos que aún deberemos esperar para ver nacer un verdadero acuerdo multilateral.

Mientras tanto, así como ciudad y provincia pudieron labrar un acuerdo que no es un acuerdo a nivel nacional, países y regiones tienen mucho que ganar en múltiples formas de entenderse para contribuir a la posibilidad de que la Tierra aún sea habitable en las próximas décadas.

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