Una de cada seis especies se extinguirá por el
cambio climático
El calentamiento global se
cebará con la biodiversidad de América del Sur y en Oceanía
Global Warming shall have dire consequences vis-à-vis biodiversity, especially with regard to South America and Australia & New Zeland. Regardless of what politicians achieve (will they actually?) at the oncoming COP in Paris and next COPs [Climate Change Conferences of the Parties] in order to curb global warming, a number of the species inhabiting our fragile Planet Earth are condemned to dissapear.
A revision of the latest studies that have analysed the relationship between global warming and biodiversity show that, in the worst case scenario, one of each six animal and plant species will be extinguished. Although this debacle will affect all branches of the tree of life, from the geographic point of view it will concentrate on the South American, Australian & New Zeland regions of the globe.
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Hagan lo que hagan los políticos en sus
cumbres contra el cambio
climático, buena parte de las especies del planeta están ya
condenadas a desaparecer. Una revisión de los últimos estudios que han
analizado la relación entre el calentamiento global y la biodiversidad muestra
que, en el peor de los escenarios, una de cada seis especies de animales y
plantas se extinguirá. Aunque la debacle afectará a todas las ramas del árbol
de la vida, geográficamente se cebará con América del Sur y Oceanía.
Los
últimos informes del Grupo Intergubernamental de
Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) dibujan una serie de
escenarios para finales de siglo, las llamadas trayectorias de concentración
representativas (RCP). El destino final de cada trayectoria es una determinada
concentración de dióxido de carbono y, como gas de efecto invernadero que es,
un aumento de la temperatura asociado. Partiendo de la situación actual, donde
hemos superado la cifra de 400 partes por millón (ppm) de CO2, el
escenario más optimista (el RCP 2,6) plantea un aumento de la temperatura media
global de 2º. Otros escenarios más realistas, cifran el incremento del
calentamiento global entre 3º y 4º, escenarios RCP 6,0 y RCP 8,5
respectivamente.
¿Cómo
afectará este aumento de la temperatura a los ecosistemas? ¿Tendrán las
distintas especies capacidad para adaptarse al calentamiento? ¿Qué seres vivos
son más vulnerables? Esas son algunas de las preguntas que muchos biólogos y
ecólogos intentan responder desde que empezó a hablarse de cambio climático, a
finales del siglo pasado. Ahora, el biólogo de la Universidad de Connecticut (EE
UU), Mark Urban, ha recopilado más de un centenar de estudios centrados en la
conexión entre calentamiento global y extinción de especies. Los hay sobre un
par de especies y los hay que superan las 24.000. Los resultados de su revisión
no son muy optimistas.
Aunque las especies endémicas son las más
expuestas a la extinción, todos los órdenes de la vida serán afectados
"Para
el escenario RCP 6,0, yo calculo un porcentaje de extinción del 7,7% y para el
RCP 8,5, la estimación sube hasta el 15,7%", dice en un correo Urban.
Ambas rutas son las que están ganando más aceptación entre los científicos del
clima. Eso significa que en el segundo caso (donde la temperatura media subiría
por encima de 4º), una de cada seis especies del planeta tendría muchas
papeletas para desaparecer. Pero es que, incluso siendo muy optimista, con un
aumento de solo 2º (el objetivo de cada cumbre climática), el riesgo de
extinción afectaría al 5,2% de las especies.
El
daño que el cambio climático está haciendo a la biodiversidad tiene muchas
caras. El mismo aumento de temperatura que reduce el hábitat natural del oso
polar está estresando a muchas especies de anfibios de las selvas tropicales.
En las áreas de clima mediterráneo, siempre al borde de la desertización, un
grado extra de temperatura ya es todo un desafío para animales y plantas. En
las zonas templadas, el adelanto de la primavera está descolocando a muchas especies
que habían emparejado su destino al de la floración y fructificación de los
árboles.
"Sorprendentemente,
no he encontrado un efecto del grupo taxonómico sobre el riesgo de
extinción", comenta un Urban que ha dedicado cinco años a analizar la
creación científica sobre este tema. Como muestra en su trabajo, publicado en
la revista Science,
no hay especies más preparadas o más vulnerables ante el cambio climático. La
excepción a esta norma son las endémicas. Ya sea por su delicada situación
actual (escaso número, reducida variabilidad genética...) o por lo reducido de
su hábitat, los animales y plantas endémicos tienen un riesgo extra de
desaparecer frente a las demás que Urban estima en un 6%.
Donde
sí hay diferencias es en la distribución geográfica de las extinciones. Aunque
la desaparición de especies será un fenómeno global, la mayoría de los estudios
analizados señalan que las zonas más afectadas serán América del Sur, Australia
y Nueva Zelanda. El impacto será menor en el hemisferio norte. Pero, como
lamenta Urban, no ha encontrado demasiados estudios para el caso de Asia y aún
menos para África.
"Mi estudio no puede determinar las razones
exactas de estas diferencias regionales", aclara este experto en biología
evolutiva. "Sin embargo, América del Sur, Australia y Nueva Zelanda
albergan muchas especies con reducida distribución, lo que implica que ya
tienen hábitat reducidos que podrían desaparecer más fácilmente", explica.
En el caso de las dos últimas, además, su carácter insular supone que las
especies más dinámicas no podrán trasladarse a otras zonas a medida que el
calentamiento altere sus ecosistemas originales.
El
trabajo de Urban no pone fecha de caducidad a las especies, así que los
porcentajes obtenidos no implican que vayan a desaparecer en este siglo.
"Son procesos que pueden llevar más tiempo", recuerda. Pero de lo que
sí está convencido es que el cambio climático, además de llevar a la extinción
de muchas especies en el futuro, está acelerando su final.
Extinciones del pasado para ver el
futuro
La
revista Science publica
también esta semana otro estudio que
busca en el pasado pistas para determinar el riesgo de extinción de las
especies a las que les ha tocado vivir en la era del cambio climático provocado
por los humanos. Los investigadores se remontaron 23 millones de años atrás
para ver qué animales son más vulnerables a las alteraciones climáticas. Aunque
este trabajo se centra en los ecosistemas marinos, sus conclusiones casi calcan
las de Urban.
La
investigación, que se basa en el registro fósil, muestra cómo los animales con
una distribución geográfica menor son los que mayores tasas de extinción
tuvieron en el pasado. De nuevo, el factor de riesgo del endemismo. Como en el
estudio anterior, también comprobaron que la extinción tiende a ser mayor en
unas zonas que en otras.
"Nuestro
objetivo era diagnosticar qué especies son vulnerables en el mundo usando el
pasado como guía", escribe en una nota el biólogo de la Universidad de
California Berkeley y coautor del estudio, Seth Finnegan. Sobre esa base, los
investigadores señalan que delfines, ballenas y focas, todos mamíferos, tienen
una mayor probabilidad de extinguirse que los tiburones o los corales. Los
bivalvos, por ejemplo, tienen una décima parte de riesgo que los mamíferos.
En
el mapa que han dibujado con sus conclusiones sobre el impacto de los humanos
en los ecosistemas marinos vuelven a aparecer entre los más perjudicados los de
los mares que rodean a Australia y Nueva Zelanda, a los que se añaden el mar
Caribe y la vida del océano Antártico. De nuevo, es el norte del planeta el que
sale mejor parado.
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