lunes, 15 de septiembre de 2014

Capa de oxono - III Parte

La capa de ozono en vías de curación
III Parte
GASES DE EFECTO INVERNADERO: UN MAL POR UN BIEN
El informe [recientemente] publicado, que movilizó 300 investigadores internacionales, explora también el nexo complejo entre la disminución del ozono estratosférico y el Cambio Climático.
Estos nexos pueden parecer a veces paradójicos: los gases de efecto invernadero emitidos por el hombre calientan la base de la atmósfera, pero inducen un enfriamiento a altitudes muy elevadas. “ Ahora bien, ese enfriamiento demora las reacciones químicas que destruyen el ozono”, explica Slimane Bekki, investigador del CNRS [Centre National de la Recherche Scientifique] y co-autor del informe.
El aumento de la concentración del ozono en la alta estratósfera, analizado estos últimos años en determinadas regiones, es atribuido así “cincuenta por ciento a la reducción de sustancias cloradas y bromadas, y cincuenta por ciento a la acumulación de gases de efecto invernadero”, explica Godin-Beekmann.
Se trata de un mal por un bien: el cambio climático en curso tiene un efecto positivo sobre la capa de ozono. Tanto y tan bien, dice M. Bekki, que “ hacia fines de siglo la capa de ozono será sin dudas más espesa que en los años setenta, al menos en las latitudes medias”. En las latitudes tropicales, mecanismos de aumento de las circulación de las masas de aire, deberían oponerse a esta tendencia al espesamiento.
Aparte de su efecto sobre la capa de ozono, el Protocolo de Montreal ha tenido un beneficio -colateral, inesperado éste- sobre el recalentamiento. “Los compuesto clorados y bromados prohibidos por el Protocolo, son no sólo nocivos para el ozono, pero son también potentes gases de efecto invernadero”, explica Slimane Bekki. Reemplace representó por ende un beneficio enorme para limitar el Calentamiento Global.
De hecho, en su pico de fin de los años ochenta, las emisiones de clorofluorocarburos (ClFC) y de otras sustancias prohibidas representaron, en términos de calentamiento global, ¡unos 10 mil millones de toneladas anuales de dióxido de carbono equivalente! Es decir, el equivalente en esa misma época, al 45 % de las emisiones de hidrocarburos y de las fábricas de cemento [una de las industrias que más contribuye a las emisiones de GEI].

PERO ESTE BENEFICIO NO ESTÁ AÚN DEFINITIVAMENTE ADQUIRIDO
El Protocolo de Montreal, originalmente concebido para proteger la capa de ozono, habrá entonces contribuido también a moderar el Calentamiento Global en curso. Y ello, con cinco veces más de la eficiencia prevista en los objetivos de reducción de emisiones de la primera etapa (2008-2012) de compromisos del Protocolo de Kioto.
No obstante, este beneficios no está aún definitivamente adquirido. “Los compuestos nocivos para la capa de ozono están hoy siendo reemplazados por hidrofluorocarburos (HFC), que tienen un importante potencial de calentamiento, explica M. Bekki. Hoy en día,estos HFC representan [por el momento, en conjunto] un débil poder de calentamiento, pero su concentración aumenta rápidamente, hoy al ritmo de un 7 % anual, y a este ritmo sus emisiones anuales representarán el equivalente a 8,8 mil millones de toneladas de dióxido de carbono hacia el año 2050”.
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